
No le agradaba nada su vocación de profeta por el furo en incomodo mensaje que debía predicar. Es lo propio y peculiar del verdadero profeta puesto por Dios la doctrina molesta y desagradable y la no simpatía y rebeldía por parte del pueblo. Así es la medicina, amarga, pero cura.
Vivió y Vaticino durante el reinado de los corruptos y depravados reyes de Juda- Sur y presenció la cautividad de Babilonia en el año 587.
Jeremías anunció a los reyes y al pueblo el castigo por sus infidelidades y corrupciones, profetizó la destrucción del templo de Jerusalén, el cautiverio de 70 años en Babilonia, la ruina de Jerusalén y que el último rey de Judá, Sedecías caería en manos de Nabucodonosor, y aconsejaba para evitar males peores no oponerse al invasor.
Todo este mensaje dolía y provocaba la burla de sus contemporáneos y las presiones y mordazas por parte de otros falsos profetas, ministros, reyes, sacerdotes y pueblo.
Jeremías sufriendo el desprecio y la crisis, trabaja para salvar a su pueblo con cariño y ardor por eso se llama el “Profeta amante” de sus hermanos y del pueblo de Israel. Orienta su mensaje y objetivo en dos direcciones:
“...arrasar y arrancar....y edificar y plantar...”.
“Arrasar y arrancar....”. denuncia los pecados, las infidelidades, las desobediencias y las rebeldías de los reyes, de los falsos profetas, de los sacerdotes, del culto hipócrita , de la irreligiosidad, de la idolatría, las injusticias sociales y lógicamente el rechazo de los verdaderos profetas.
Como castigo a este cúmulo de los pecados y desviaciones de los principales dirigentes y del mismo pueblo será la deportación y el destierro en Babilonia. “Edificar y plantar....”.
Anima al resto del pueblo que se quedó en Jerusalén en medio de la desolación y el llanto que se sometan al gobernador babilonio Godolias puesto por Nabucodonosor. En medio de las ruinas de Jerusalén compra un campo como símbolo del retoño del pueblo. Su mensaje y profecía seria la semilla y augurio de nuevos fieles y discípulos como Baruc su secretario y una nueva alianza entre el nuevo pueblo liberado y rescatado y su Dios.
El pueblo no hizo caso de los vaticinios de Jeremías que asesinan al gobernador Godolias y ante las represalias de los babilonios tienen que huir a Egipto e llevando a la fuerza a Jeremías que incansablemente profetizaba terribles calamidades también para los egipcios.
Jeremías murió en Tafnis ciudad de Egipto apedreado por los judíos.
Manuel Latorre de Lafuente
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