lunes, 22 de agosto de 2011

ALTA DIGNIDAD


Dispone la humanidad actualmente de un rico documento conciliar
y universal que es la “Lumen gentium” es como la luz, el sol, el faro y el
foco que nos alumbra y calienta en nuestra vida.

Alli se puede leer y meditar sobre la casta, la dignidad, y la grandeza
de los hombres y sobre todo nos expone la riqueza y alteza del cristiano,
del creyente, de fiel y del laico. Analiza los dones, los regalos y los
elementos que perfilan la nueva vida o realidad cristiana: el bautismo,
los sacramentos, los dones, las virtudes, hijos de Dios, sacerdocio común

o de los fieles, el don de profecía y la realeza.
Conceptos y elementos constituyentes de una vida que vale la
pena conocer y vivir. El no conocerla y vivirla equivale a pasar por esta
tierra —muertos— y en consecuencia seguir luego —muertos—
por
toda una eternidad. Así suena —esta lógica pura, dura y también
Aristotélica— al despreciar precisamente un programa de vida.

El bautismo como cualquier parto o nacimiento nos lanza a la nueva
vida, nos empuja hacia una vida distinta, sagrada y santa, sacerdocio
común de todos los fieles. Así estructurados e incorporados todo
cuanto hacemos y vivimos tiene carácter de culto, adoración, acción
de gracias, en resumen el fin último y absoluto de toda la creación
la gloria Dei—. Todo lo de más será perder el tiempo.

La confirmación acelera, crece, fortifica, afianza este quehacer o
vida, consagración, milicia e incorporación. La eucaristía, fuente y
cima de la nueva vida, se come y se bebe para alimentarla. La

 
penitencia, evidencia nuestra enfermedad, pobreza, barro,
debilidad, pecado, desnorte, egoismo, nos cura para seguir
viviendo de nuevo. La unción de enfermos, nos unge, alivia y
fortalece en la última escaramuza, puente, combate y agonía como a
cualquier atleta y deportista para llegar a la meta. El orden sagrado que
dedica a algunos solo, total y exclusivamente a la preciosa e incomparable
tarea como médicos, pastores, padres, animadores, adoctrinadores,
servidores y vigilantes de la nueva vida. El matrimonio, parejas que se
dedican a quererse para procrear y educar hijos solo para a la nueva vida
fabricatores filiorum Dei— por eso el matrimonio es el
sacramentum mágnum— al proporcionar hijos para la vida eterna.
De otra manera sería una potencia y un placer efímero, estéril y
destinado al fracaso.

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