lunes, 22 de agosto de 2011

LA VIRTUD DE LA RELIGION


La religión considerada como virtud es una variedad de la virtud
moral de la justicia, incluso la supera por la excelencia y dignidad de su
objeto el “culto a Dios”.

Es la que más se acerca a las virtudes teologales, según algunos
teólogos sería como la cuarta virtud teologal: fe, esperanza, amor y
religión.

No solo tienen derechos y obligaciones los hombres exigidos por la
justicia sino que también Dios tiene sus correspondientes derechos: el
culto que se le debe por parte de toda la creación.

Estos derechos de Dios los prescribe y guarda la virtud de la religión
mdiante la regulación de actos internos como son la devoción y la
oración o actos externos como la adoración, el sacrificio, las ofrendas u
oblaciones, el voto, el juramento, el conjuro y la “laus Deo” o invocación
del santo nombre de Dios.

La devoción, no las devociones falsas y espúreas de las beatas, consiste
en la prontitud del ánimo para entregarse a las cosas que pertenecen al
servicio de Dios. La devoción o dulía a los santos no debe terminar en
ellos mismos, no son la causa final, sino Dios a través de ellos, o sea, a
Dios en ellos.

La oración es hablar con Dios. La adoración es testimoniar el honor
y reverencia que nos merece la excelencia infinita de Dios. Los angeles
adoran solo con el espíritu pero los hombres compuestos de espíritu y
materia deben adorar al Señor corporalmente.

 
Los sacrificios son cosas externas sensibles con su real mutación o
destrucción para testimoniar nuestra sumisión y su supremo poder.

Las ofrendas u oblaciones son una espontánea donación de una cosa
para el culto divino. El voto es una promesa libre de algo posible y mejor
que su contrario. Los votos quebrantados constituyen el sacrilegio.

El juramento es la invocación del nombre de Dios en testimonio
de la verdad.

Es asertorio o promisorio según se limite a testificar alguna verdad

o si con él se promete algo. El conjuro es la invocación del nombre
de Dios para obligar a ejecutar o abstenerse de alguna cosa. La Iglesia
emplea el conjuro contra los demonios en el exorcismo. La “laus Deo” o
invocación del Santo nombre de Dios, es la alabanza externa, el pecado
opuesto es usar el nombre de Dios en vano. También opuesto a la virtud
de la religión está la superstición y sus variantes, el culto indebido Dios,
la idolatría, la adivinación o magias, la vana observancia, la tentación a
Dios. El perjurio o poner a Dios por testigo falso, el sacrilegio o violación
de lo sagrado, la simonía o pretender comprar o vender lo espiritual.

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