miércoles, 17 de agosto de 2011

ANTINOMIA



Al hacer un análisis o fotografía sobre la vida y el mundo obviamente
aparece como una “Antinomia”, paradoja o aparente contradicción de
fuerzas o términos que se contraponen o resisten dando como tensión
y fuerza a la vida —cargas positivas y negativas— como el contrapeso
de las gruas para levantar más peso.

Los humanos vivimos familiarizados con la “Antinomia”,
antagonismo, fuerzas que tiran hacia y hacia abajo.

El cuerpo que es botánica y zoología. El alma que es inmaterial y
espiritual. Potencias que originan la vida. Dos enemigos que tienen
que vivir juntos y dos amigos que no pueden verse.

Tierra para lo terrestre y caduco. Cielo para las almas y todo lo
celestial.

Materia o mundo visible para palpar y ver Espíritu, mundo invisible,
valor de la fe y de lo que no se ve.

Hombre de la tierra y ángel del Cielo.

La vida para vivirla y la muerte para vivirla también ya que es parte
integrante de la vida.

El bien que hay que hacer y el mal que hay que evitar.

El pecado o “conversio ad creaturas” y vida divina o gracia “conversio
ad Deum”.

Dios, Padre, amigo, creador y salvador. Diablo, viejo enemigo
y perdedor. Un binomio de enemigos o fuerzas a gran escala en los
abismos del Cielo y de la tierra y en las profundidades del corazón.

 
Materia y forma —sistema filosófico de Aristóteles o
hilemorfismo— en la constitución metafísica de todos los cuerpos.
Potencia y acto, poder y existir.

Cielo e infierno, premio y castigo, estados serios y definitivos, luz
y tinieblas.

Trabajo y capital, tira y afloja, onda de la historia, grandes ruedas y
ejes en el equilibrio del mundo.

Positivo y negativo, si y no, ánodo y cátodo componentes contrarios
que producen tensión, energía y vida.

Amor y odio, opuestos que mantienen y sostienen la vida espiritual

o del alma porque el cuerpo es ciego y material. No solo de pan vive
el hombre.
Rosa, bonita, bella y hermosa y también su fiel compañera la espina.
Dicen los alemanes: “Keine Rose, ohne Dornen” no hay rosa sin
espinas.

Placer y dolor, cruz y cielo, elementos constituyentes de la vida
humana.

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