lunes, 22 de agosto de 2011

ANTROPOLOGIA


llama “Antropología” del griego “anzros-opos”, hombre y de “logos”,
estudio, tratado.

A todos los hombres les conviene saber en profundo y en raiz, “aunque
les cueste o echen espumarajos o pateleen o vivan en el ártico o en el
antártico o aunque todas las estadísticas del mundo digan lo contrario) la
maldad y la bondad de la actividad humana, de la acción humana, de
la operación humana, de los actos humanos, de lo que es propio del ser
humano, de lo que está después del ser hombre según el aforismo latino
operari sequitur esse” esto es, que la operación sigue al ser, que el caballo
tiene su actividad propia y que el hombre tiene su actividad propia.

El hombre es más hombre al saber y conocer la maldad y la bondad
de sus actos humanos.

El hombre obra siempre por un fin, porque es un ser racional.

En su conducta podemos descubrir un fin inmediato, que es el que
se propone conseguir cuando actúa; así quien viaja en el tren se propone
llegar a la ciudad para la que pidió su billete. Y un fin último que es
aquel alcual se refieren todos los demás fines, cuando se consigue este
fin, no hay que buscar ya otra cosa.

El fin último del hombre no puede ser otro que dar gloria a Dios de
donde procede nuestra felicidad. Si nuestro fin es Dios y nuestra vida es
un medio para llegar a Dios, nuestros actos serán buenos o malos según
nos lleven a ese fin o sean contrarios a él.

La maldad o bondad de los actos humanos proviene del torcido o
debido orden al último fin: Dios.

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