lunes, 22 de agosto de 2011

DIOS CREADOR


Dios creó el mundo libremente. Alguien defiende que este mundo
es el mejor de los posibles. Parece lógico opinar que pudo haber sido de
otras muchas maneras.

La fantasía nos apunta otras muchas posibilidades y variedades. Por
ejemplo la programación y plan del mundo antes de la tragedia del
paraiso terrenal. Un mundo totalmente distinto sin maldad, sin
enfermedad, sin guerras y sin muertes.

¿Cómo sería posible? Ahí está la imaginacion, la elucubración y la
fantasía. La creación “ex nihilo” … de la nada solo es exclusiva de Dios
Omnipotente— Creador. De nada, nada se hace, pero Dios lo puede
todo.

Una cosa es tener poder para “crear” y otra muy distinta es saber lo
que hay que “crear”. Y este es el plan de Dios, variado, rico y sorprendente
que solo Dios podía hacer— hágase la luz, aparezcan los cielos, las
aguas, las hierbas, la tierra, vivan las aves, los peces, los animales y los
hombres. Ni más ni menos. No un caos revuelto sino un orden perfecto,
inteligente y acabado.

Sin embargo los hombres nos acostumbramos a este extraordinario
y festivo regalo de la creación y nos parece todo tan normal y tan
natural. Y todavía no hemos gritado, ni explotado con un agradecido y
solemne: “Gracias Señor, por la creación…”.

 
Muchos adversarios por no admitir a Dios como Padre y Creador
de la vida inventan las más pintorescas, variopintas, absurdas y ridículas
teorías. Hablan del accidente de la vida, de la generación espontánea,
de la explosión de la vida, recurren hasta a las Galaxias omnipotentes,
hablan de “bichos raros” y de “androides”, extraterrestres, etc., etc. Por no
querer aceptar el gratuito y buen hacer de Dios.

A pesar de todo, Dios sigue siendo Dios y el hombre sigue siendo
hombre y en la creación todo está en perfecto orden y armonía, nada
ni nadie interrumpe, toda la creación colabora, sólo está el peligro del
hombre —único ser inteligente, libre y semejante a Dios— que puede
incumplir los planes de la creación.

Esta es la grandeza y también la bajeza de los hombres, creados poco
inferiores a los ángeles y siempre con la pretensión de ser como Dios.

Dios —Creador cuenta y espera de los hombres— criaturas la
sabia cooperación en el perfeccionamiento y cuidado de la obra de su
creación.

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