jueves, 5 de diciembre de 2019

DECANOMIA - 31 : SALVACION ETERNA







                             Cantique   de  D. Bortniansky   



SALVACION ETERNA


¿Habrá algún otro negocio, trabajo o asunto más importante y con
tales consecuencias o podrá haberlo jamás como la salvación eterna?
No se trata de ganar o perder un pleito o hacienda o vida o de ser
feliz o no toda una vida, significa una felicidad o infelicidad eternas,
poseer a Dios eternamente o ser condenado para siempre.
Este es el “quid o cuestión” cuando se habla de la salvación eterna.
Al fin el hombre tiene que morir. ¿De qué servirá haber sido rico,
poderoso y feliz según el mundo? Honores, trabajos, estudios, sudores,
dolores de cabeza, nobleza, dignidad, títulos vanos. Con la muerte
todo se deja y se pierde. La vida más feliz y más larga en aquella hora
parece un sueño.
Con todo eso hemos conseguido el Cielo o el infierno.
Al no ser santos, se puede perder el Cielo y a Dios sin remedio y
sin consuelo.
¡Como nos enseñan los santos y los mártires a perder la vida por amor
a Jesucristo!
Santidad y martirio exigen aflicciones, tormentos y sacrificios que no
tiene comparación —ya pasaron— con la gloria futura o los tormentos
eternos.
Ellos —los cristianos antos— fueron prudentes, sabios, penitentes,
mortificados, lo sacrificaron todo por asegurar la salvación eterna.
¿Qué hacemos nosotros, qué negociamos, en qué nos
empeñamos?
Algún santo fué condenado a pasar los dias de su vida en una
asquerosa prisión de un establo hediondo y lo soportó todo por
conseguir la salvacion eterna. Mientras nosotros gozamos y buscamos
rabiosamente deleites, placeres, hedonismos, dignidades, prestigios,
seguridades.
Recordamos el evangelio del rico y del pobre Lázaro.
El rico epulón bajó al infierno mientras Lázaro pasó desde el hospital
a la gloria.
La salvación todo lo suple y arregla y sin la salvación las más grande
y poderosa fortuna es nada.
Quizá sería positivo —MIENTRAS hay tiempo— poner a punto el
trabajo y el negocio de la salvación, que debía ser normalmente el
objeto de nuestros cuidados y deseos.
zEs peligroso bajar la guardia, nos lo recuerda el Señor: “Porro unum
est necesarium…” Por lo demás una cosa sola es necesaria: la salvación
eterna …

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