jueves, 4 de agosto de 2022

                                                               SOPRICH   -  WORTEN   -  242 

El  problema  de hoy  no está  en creer   en el perdón  de los pecados   sino   en  que no creemos en nuestros pecados. No  creemos en la existencia  del pecado. El    pecado  es   un  enemigo  desconocido que hace  al hombre  el peor daño. Si  uno no se da cuenta  que está enfermo  no  mejora  ni  busca arreglo .Estamos bién  a sí  en nuestro pecado  y  lejos  de Dios. Estan diluyendo  y  pulverizando  este  axioma  teológico, válido  y universal  " Paupérrimo  el que vive sin Jesús   y riquísimo el que esta  con Jesús ". .Pecado  es andar   en  la vida  por libre y lejos de Dios. El pecado produce tristeza  y la tristeza es aliada del  diablo.Un hombre en pecado es como  un reloj  desmontado  que no tiene posibilidad  de dar la hora. Ademas del pecado  original   que  nos   daña  desde  el origen  y nacimiento,  ahora   es como   la  zarza  en una  buena   planta   nos  rodean y envuelven  a todos  los hombres - como la zizaña   en medio  del trigo  -  los pecados  capitales  que desfiguran  la dignidad  del hombre:  la soberbia.  la avaricia.  la lujuria,  la ira,  la gula, la envidia y  la pereza. Se llaman  " Capitales "   de   "  Caput "    cabeza   porque son   como cabezas  de serie   donde  se enganchan  otros  males y otros vicios. Si  el pecado no le sirve  a Dios ¿  Para qué nos sirve a nosotros ?  Los pecados  dañan la parte mas esencial del hombre,  por eso   el poder  perdonar pecados es propio y exclusivo  de Dios. El primero y principal sacramento  para el  perdón  de los pecados es el Bautismo  que borra el  pecado original. Para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo   Cristo  instituyó  el sacramento   de la  Reconciliación   o Penitencia,  por medio del cual  el bautizado  se reconcilia  con Dios  y con  la Iglesia. La  Iglesia tiene el poder  de perdonar los pecados  porque  el mismo Cristo  se lo ha dado  "  Recibid  el Espíritu Santo,  a quienes  perdoneis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengais, les quedan retenidos.  "    es el poder  de la llaves   para  abrir  o cerrar   las puertas del Cielo, porque  el pecado  es  el único  y   verdadero mal  que  impide  alcanzar el Cielo. Hay que hacer guerra  hasta la sangre,  solo   contra el pecado. 

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