martes, 8 de febrero de 2011

MALAQUÍAS, ÚLTIMO PROFETA

 Malaquías o “Mensajero” aparece en la Biblia como último de los profetas de Israel en el ranking del “profetismo oficial”.
   Se llama también “Sello de los profetas” porque cierra este ciclo en el Antiguo Testamento hasta llegar a San Juan Bautista que es ya como el “nuncio”, precursor o pregonero que anuncia y presenta al Mesías, el Deseado, el Esperado, el Prometido, el Profetizado, el Anunciado, Dios-Salvador, Jesús de Nazareth, el Nacido en Betlehen.
   El libro de Malaquías termina con el anuncio de una venida del gran profeta de Israel, Elías, antes que llegue el terrible y grande “día del Señor”.
   Este vaticinio se cumplió de una forma alegórica y figurativa en la persona de Juan el Bautista.
   El evangelista San Juan al hablar del Bautista nos dice que éste precede y anuncia al Mesías en el espíritu y poder de Elías y por eso San Gregorio Magno anota: “Juan Bautista era Elías en el espíritu, tipo, figura y fuerza pero no en persona.
   Pero además de esta venida alegórica cabe la venida personal, real y escatológica del poderoso y querido profeta de Israel, Elías para anunciar, convertir y salvar a su pueblo judío antes del “día terrible del juicio del Señor”, como suena en la secuencia de difuntos: “Dies irae, dies illa…”.
   Malaquías profetizó sobre el año 450 a. de Cristo, en el post-exilio evidentemente, en tiempos de los reformadores Esdras y Nehemías que predicaban la observancia de la Ley de Dios, ya el templo de Jerusalén estaba restaurado, el pueblo cansado y desanimado, los sacerdotes pervertidos y degradados ofrecían las peores ofrendas y víctimas, el culto estaba vacío, era un tiempo de gran escepticismo, por eso se levanta Malaquías, anima y reprende y profetiza a su pueblo el inminente y nuevo reino mesiánico que inaugura el Nuevo Testamento donde se ofrecerá un único sacrificio santo, puro e inmaculado, una víctima digna y agradable a Dios, el Sacrificio último y eterno de la Nueva Alianza –Santa Misa- que se celebrará no solo en Jerusalén sino en todas las geografías y en todos los tiempos.
   Será ya el único, válido, definitivo y universal sacrificio que Dios quiere.
   La predicación de Malaquías era dura y vigorosa antes la mala calidad de las ofrendas, la perversión y vaciedad del culto, los matrimonios mixtos con paganos e idólatras, los divorcios y los diezmos del templo.
   A pesar del remedio y medicina amarga que les propina les recuerda y anuncia el amor, el triunfo, la justicia, la fidelidad y retribución de Dios que nunca falla en medio de todas las crisis.

                      Manuel Latorre De Lafuente
[FINAL ANTIGUO TESTAMENTO]

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