Hay una “Didaskalia” única y diferente, es decir, una doctrina o
enseñanza distinta de todas las doctrinas y filosofías.
Es la doctrina vieja y nueva —noticia o evangelio— de Dios.
Pasarán todas las enseñanzas y teorías que le habrán servido al hombre
para hacer el recorrido y los años de su historia, poco para la andadura
de la tierra y menos o nada para su salvación y la vida eterna.
Debemos conocer esta “Didaskalia” o sotérica y salvífica doctrina
o noticia.
Aparece a lo largo de la historia siempre constituida sobre cuatro
goznes, fundamentos o bloques clásicos y tradicionales: el conocimiento
o estudio de la fe, la revelación de Dios como creador, Jesucristo
como salvador y el Espíritu Santo como amor en su Iglesia.
Los Sacramentos —7 ni más ni menos— o acciones sagradas
donde Dios actúa en miembros o adoctrinados.
La vida de los hombres animada también por el cumplimiento
de los mandamientos que hacen vida y camino que nos lleva hasta el
Cielo.
La última parte siempre está marcada por el tema o bloque de la
oración, necesaria para vivir este nuevo modo y definitivo de vida,
para poder profundizar y conocer la fe, poder alimentarse con los
sacramentos y poder cumplir los mandamientos.
La oración es como la caldera o combustible que permite tener
viva, encendia y unida la doctrina y la vida.
Los riesgos y dificultades para la aceptación de esta doctrina y vida
ya están preconizados desde su origen —hace 2000 años— “Llegarán
tiempos, hoy mismo, en que la gente no soportará la sana y buena doctrina,
pero si divertirán y gozarán en medio de las herejías, falsas doctrinas,
errores, fábulas, invenciones, chismorreos y mentiras …”
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