sábado, 13 de agosto de 2011

GRANDEZA Y DIGNIDAD DEL HOMBRE

Es lógico que tanto filósofos como físicos y cualquier ciudadano
de a pié intente definir y opinar sobre “quiddidad” “esencia o ser del
hombre”.

Al final todos se verán sorprendidos al descubrir que el hombre es más que un animal y mucho más que un animal racional. Irán palpando
que la diferencia no es solo de grado sino sustancial y óntica, es decir, en su esencia y constitución. Materia y espíritu.

Los sabios humildes no dudarán en calificar al hombre como un
milagro, un misterio y un regalo de Dios a este planeta. Todo ha
sido creado para la bondad del hombre. Todo es antropocéntrico y
teocéntrico.

Lo saben todos los científicos, filósofos y sabios pero la soberbia vieja y nueva— les impide empezar por el principio y reconocer y aceptar al Creador, Dueño y Señor del hombre. Así pasan los siglos manipulando, dando vueltas y vueltas, mareando la perdiz y matando la culebra y los antropólogos, astrofísicos, filósofos y palentólogos al final pierden el tren o le falta una pieza del rompecabezas, o un ciclo, eo un anillo, o eslabón. A veces dicen “Eureka” aquí está y le resulta ser un hallazgo de un fósil de un burro o de un chimpancé.
Siguen mareando y cansando a los carbonos y nitrógenos, al
Australopitecus, al Pithecantropus, al Homo Pekinenses, al Homo de Neanderthal, al Homo Habilis, al Homo Erectus, al Homo Sapiens, al Hombre de Orce y Atapuerca.

Es imposible someter a experimentos y a relojerías y análisis lo que es espiritual y divino. El hombre es una criatura —obra de arte— con orígenes y metástasis divina. Es un compuesto y combinado sicosomático.
Es la imagen y semejanza de Dios. Es un simil perfecto de
Dios. Es hijo de Dios.

Ya lo somático o animal les escapa de sus análisis físico-químicos, cálculos y espectros, pero a donde no llegan es a intentar manipular el espiritu o la sijé.

Hay que dar un salto cualitativo y estudiar al hombre desde el plan de Dios y con los ojos del Creador del hombre. Dios lo tiene claro y sabe lo que ha hecho y lo que vale. No hay otro camino ni estudio para poder ir al reto e interpelación de la grandeza, dignidad, realidad y verdad del hombre con todas las consecuencias.

Siempre está bien el estudio y la investigación seria y santa. Pero es un error grave que envilece, rebaja, empequeñece la grandeza y dignidad del hombre —la vida humana es sagrada— el pretender buscar el origen, devenir, progreso y fin en medio de los dignos homínidos, hominoides, catarrinos, primates, simioides y orangutanes.

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