sábado, 7 de diciembre de 2019

DECANOMIA - 48 : LA VIRTUD DE LA RELIGION









                                      Sonata    de Mozart





LA VIRTUD DE LA RELIGION


La religión considerada como virtud es una variedad de la virtud
moral de la justicia, incluso la supera por la excelencia y dignidad de su
objeto el “culto a Dios”.

Es la que más se acerca a las virtudes teologales, según algunos
teólogos sería como la cuarta virtud teologal: fe, esperanza, amor y
religión.

No solo tienen derechos y obligaciones los hombres exigidos por la
justicia sino que también Dios tiene sus correspondientes derechos: el
culto que se le debe por parte de toda la creación.

Estos derechos de Dios los prescribe y guarda la virtud de la religión
mdiante la regulación de actos internos como son la devoción y la
oración o actos externos como la adoración, el sacrificio, las ofrendas u
oblaciones, el voto, el juramento, el conjuro y la “laus Deo” o invocación
del santo nombre de Dios.

La devoción, no las devociones falsas y espúreas de las beatas, consiste
en la prontitud del ánimo para entregarse a las cosas que pertenecen al
servicio de Dios. La devoción o dulía a los santos no debe terminar en
ellos mismos, no son la causa final, sino Dios a través de ellos, o sea, a
Dios en ellos.

La oración es hablar con Dios. La adoración es testimoniar el honor
y reverencia que nos merece la excelencia infinita de Dios. Los angeles
adoran solo con el espíritu pero los hombres compuestos de espíritu y
materia deben adorar al Señor corporalmente.

 
Los sacrificios son cosas externas sensibles con su real mutación o
destrucción para testimoniar nuestra sumisión y su supremo poder.

Las ofrendas u oblaciones son una espontánea donación de una cosa
para el culto divino. El voto es una promesa libre de algo posible y mejor
que su contrario. Los votos quebrantados constituyen el sacrilegio.

El juramento es la invocación del nombre de Dios en testimonio
de la verdad.

Es asertorio o promisorio según se limite a testificar alguna verdad

o si con él se promete algo. El conjuro es la invocación del nombre
de Dios para obligar a ejecutar o abstenerse de alguna cosa. La Iglesia
emplea el conjuro contra los demonios en el exorcismo. La “laus Deo” o
invocación del Santo nombre de Dios, es la alabanza externa, el pecado
opuesto es usar el nombre de Dios en vano. También opuesto a la virtud
de la religión está la superstición y sus variantes, el culto indebido Dios,
la idolatría, la adivinación o magias, la vana observancia, la tentación a
Dios. El perjurio o poner a Dios por testigo falso, el sacrilegio o violación
de lo sagrado, la simonía o pretender comprar o vender lo espiritual.

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