viernes, 27 de mayo de 2011

DEUTERONOMIO

 

Este vocablo griego “Deuteronomio” es el título del último libro que configura el bloque del Pentateuco que se lea tribuye a Moisés.
El pueblo hebreo se encuentra a 40 años después de salido de Egipto y haber recorrido el desierto y ahora ya en los umbrales de la tierra prometida en las montañas de Moab antes de cruzar el Jordán.
Deuteronomio significa “otra ley, segunda ley” porque Moisés quiere recordar la Ley del Sinaí a las nuevas generaciones, después de 40 años el pueblo ya olvida la ley, muchos se fueron quedando por el desierto , muchos no habían nacido y es necesario que todos conozcan la ley.
Deuteronomio es un vocablo compuesto de “deuteros” que es otro y de “nomos” que es ley, norma, precepto.
En hebreo este libro se llama “Elleh Haddebraim” que significa “Estas son las palabras” para referirse a los discursos y oráculos de Moisés. Es el libro de la ley.
El salvador, el legislador, el pastor del pueblo hebreo Moisés aparece como una figura y anticipo claro del único y verdadero legislador prometido, divino salvador y buen pastor de la nueva alianza –Cristo-.
Moisés ahora antes de morir recuerda, repite y promulga de nuevo la “ley del Señor” y “Decanomio” y que en su cumplimiento va pareja la felicidad y el premio y las mayores bendiciones y el incumplimiento acarreará las peores y terribles maldiciones.
El contenido del libro lo llenan los discursos e instrucciones de Moisés para introducir al pueblo en la tierra de promisión para que tengan unas normas, leyes y preceptos que constituyan un pueblo unido en la fe, en el culto y con el único Dios. Es como una constitución estable, firme y duradera después de los vaivenes de la vida nómada por el desierto y para sacudir el polvo del camino.
La tierra de Canaán o prometida es una tierra buena que contrasta con la tierra de Egipto, de esclavitud , ajos y cebollas. La tierra prometida mana leche y miel. El desierto es árido y seco, Canaán es fértil y con abundantes ríos y fuentes.
Moisés insiste que la observancia del “Decanomio” o “Diez mandamientos” es como aceptar a Dios, vivir en al santo temor de Dios, amarlo y servirlo, y de estas leyes dependen la vida y la bendición o la muerte y maldición del pueblo.
En el discurso de despedida antes de su muerte nombra como sucesor a Josué, como gobernador del pueblo, luego da la bendición a todas las tribus y sube al monte Nebo donde muere después de echar una ojeada a la tierra prometida.

Manuel Latorre de Lafuente

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