DOXOKALIA - 33
EL RINCON DE MANOLO: TO ORGANON .(6) Al bell Danubi blau -Vals - de J...
MONTANISMO
Seguimos el rastro de las corrientes heréticas en los primeros
siglos: “ Montanismo y Monarquianismo “ . Había
desaparecido el entusiasmo de los primeros cristianos por la falsa
alarma e interpretación de las cartas de San Pablo sobre la
inmediata e inminente venida de la “ parousia” final
avivada y animada por las muchas sectas, profetas, sibilas, oraculos,
iniciados, elegidos y pneumáticos y que ahora iba dando paso y
aflojando hacia una idea y convencimiento de una iglesia
peregrina e institucional. A pesar de todo el heresiarca Montano
y sus corifeos y secuaces avivaban la esperanza decadente y
predicaban el inminente final del mundo o parousia, exhortando a
los cristianos a prepararse, apartandose del mundo, recomendaban
un ayuno riguroso, el celibato y la continencia sexual, exigian
abundantes y generosas limosnas y anhelos de padecer el
martirio, mientras el tiempo y la desconfianza iban mitigando y
reduciendo la dureza y los dias de ayuno y rechazando ya solo las
segundas nupcias. La cuna, el origen y la cancha del montanismo era
su ciudad natal Frigia y allí anunciaba la nueva y definitiva
Jerusalén que aparecerá desde las nubes en la ciudad de
Pepuza o Tymion en la misma Frigia. Esta secta era conocida como “
La Profecía “ o “ La Nueva Profecía “ como la
bautizaron los adversarios para expresar este movimiento que se
había desligado de la tradición de la Iglesia. Normalmente se
conocía por “ Montanismo “ por su fundador Montano o herejia
de la Frigia en Asia Menor por el lugar de origen. Montano se
declaró en su pueblo natal de Ardabau en Frigia como
representante o portavoz del Paráclito – Abogado - el Espiritu
Santo, prometido en el evangelio para llevar a la cristiandad a
la verdad plena. “ Paracleto “ es un vocablo griego “ de
para “ que es al lado de, junto a y del verbo “ kaleo “
que es llamar, pedir. Es el gran Ayudador, Defensor o Abogado que
está simpre al lado de cada uno, el enviado o llamado para
ayudar e inspirar. Se le unieron a su labor pastoral y doctrinal
dos profetisas Priscila y Maximila, pero poco sabemos de ellas y
de sus oraculos y doctrinas, solo disponemos lo que nos ofrecen
sus adversarios o escritos contra ellas sobre todo del historiador
Eusebio, Epifanio y del antiguo montanista Tertuliano antes de
ser cristiano. Tenemos una nota curiosa de los “ Martires de
Lyon “ que en el año 177 enviarón a Roma a San Ireneo
para interceder en favor y defensa de los montanistas. Pronto se
descubrió su peligrosa y herética doctrina: autoridad única
de las profecías, el papel preminente de sus sibilas,
exclusión de los jerarcas de la Iglesia, exigencias rigoristas,
salvación restringida y negación de la autoridad de la
Sagrada Escritura...
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