SPRICH -WORTEN - 546
"CORPUS PAULINUM " Nº.- 14
"EPISTOLE PROS HEBRAIOUS - CARTA A LOS HEBREOS "
" ALGUNAS RECOMENDACIONES " " DESPEDIDA "
¡ Bueno, gracias al Espíritu Santo, " Veni Creator Spíritus " " Veni Sancte Spíritus " ! porque ya me tardaba la " despedida " de la " Epístole pros Hebraious " con el profundo capítulo trece donde escuchamos una solemne profesión de fe determinante para todos los hombres " Jesucristo es el mismo, ayer y hoy y por los siglos ." Fundamento de la vida cristiana, Cristo vive verdaderamente, no es un personaje del pasado y su doctrina transforma el mundo entero. Cristo es la clave, el centro y el fin de toda la historia humana. Hoy se habla, se discute, se proponen muchas clases de " nihilismo filosófico, teológico y humano " pero en realidad no hay más que un solo " nihilismo " de verdad, cuando no está " Cristo, como clave y centro de la vida " . Dice Tomás de Kempis : " Lógicamente es un error poner el corazón en las riquezas y en los bienes materiales. Si posees a Cristo serás rico y con El te bastará. Pon en Dios tu confianza y sea El el objeto de tu veneración y de tu amor. El responderá por tí y todo lo hará bién, como mejor convenga. " Pero dispóngámonos a escuchar la " última lectio divina " de la carta a los Hebreos: Mantened el amor fraterno. No olvidéis la hospitalidad, gracias a la cual algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. Acordaos de los encarcelados, como si estuviérais en prisión con ellos y de los que sufren, pues también vosotros vivís en un cuerpo. Que todos honren el matrimonio y guarden inmaculado el lecho conyugal, porque Dios juzgará a fornicarios y adúlteros. Que vuestra conducta esté libre de avaricia; contentaos con lo que tangáis, porque El ha dicho: No te dejaré ni abandonaré; ¿ Qué podrá hacernos el hombre ?. Acordaos de vuestros pastores, que os proclamaron la palabra de Dios, e imitad su fe, considerando el buén final de su conducta. Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y por lo siglos. No os dejéis llevar por doctrinas diversas y extrañas, porque lo bueno es fortalecer el corazón con la gracia y no con alimentos que no aprovecharon a quienes obraron conforme a ellos. Nosotros tenemos un altar del que no tienen derecho comer los que ofician el culto del Tabernáculo. Porque los cuerpos de los animales, cuya sangre introduce el sumo sacerdote en el santuario para expiar el pecado, se quemaron fuera del campamento. Por eso, también Jesús, para santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, por tanto, hacia él, fuera del campamento, cargados con su oprobio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos en busca de la venidera. Ofrezcamos continuamente a Dios por medio de él un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. No os olvidéis de hacer el bién y de compartir lo vuestro, porque Dios se complace en esa clase de sacrificios. Obedeced a vuestros pastores y someteos a ellos - porque velan por vuestras almas como quienes han de rendir cuentas - para que hagan estas cosas con alegría y sin quejarse, pues esto nos os convendría. Rezad por nosotros, porque estamos convencidos de actuar con buena conciencia, pero queremos proceder en todo con rectitud. Os ruego encarecidamente que los hagáis, para que yo os sea devuelto cuanto antes. El Dios de la paz, que por la sangre de una alianza eterna resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, os disponga en todo bién para que cumplaís su voluntad y obre en nosotros lo que es agradable en su presencia, por medio de Jesucristo, a quién sea la gloria por los siglos de los siglos.Amen. Os ruego, hermanos, que aceptéis esta palabra de exhortación; con este propósito os escribo brevemente. Sabed que nuestro hermano Timoteo ha siso puesto en libertad y si llega pronto, iré con él a veros. Saludad a vuestros pastores y a todos los santos. Os saludan los de Italia. La gracia esté con todos vosotros . Nota bene: Para todos los destinatarios de la carta y para todos nosotros a quién ilumina y recomienda Pablo con toda la buena conciencia, guardar y defender la doctrina recibida, sin perder el tiempo en buscar otras ofertas de doctrinas diversas y extrañas y esforzarse solo por corresponder a la única doctrina, necesaria y eficaz que salva por la gracia de Dios.