miércoles, 22 de junio de 2011

INTRODUCCIÓN


Este nuevo trabajo “ETIMOLOGIAS” constituye junto con “HELENISMOS”
publicado en 1990 y con “GRECISMOS” publicado en 1995 una
trilogía que ofrece curiosos y técnicos vocablos de nuestra lengua española
que tienen origen griego.

Cuando un vocablo procede etimologicamente del griego recibe la significación
que el término griego le imprime, por ejemplo, cuando pronunciamos
las palabras: BASILIO, BASILICA, BASILISA, BASILEA, ABASILIO, siempre
está detrás y en el fondo de estos nombres “algo referente a la realeza”,
dominados por el verbo griego “Basilein” que significa: reinar, gobernar,
dominar, mandar, dirigir.

Así es el suave, musical y técnico imperio y dominio de la lengua griega
en nuestro idioma. Esta sonoridad solo se percibe si se tiene una cierta
familiaridad y gusto por la lengua de Homero.

Este trabajo quiere ayudar a los lectores a meterse un poco en esa atmósfera
y ambiente potenciando la sensibilidad para descubrir el origen de
las palabras.

También puede ayudar a los amantes del estudio, pensad, sino lo que hay
detrás de estos términos de origen totalmente griego: TEOLOGIA o ciencia
de Dios. PSICOLOGIA o ciencia del espíritu o del alma. ANTROPOLOGIA
o ciencia del hombre. BIOLOGIA o ciencia de la vida. GEOLOGIA

o conocimiento de la tierra. ZOOLOGIA o tratado de los animales.
La riqueza de la lengua griega con su variada gama de raices, sufijos,
prefijos y enfijos hace cambiar el sentido y el significado de las palabras, por
ejemplo, en el vocablo anterior “BASILIO” que significa “rey” al añadirle
el prefijo “a” (alfa privativa) obtenemos “ABASILIO” que quiere decir “sin
rey, sin realeza”. Si al mismo vocablo le añadimos el sufijo “Filia” formando
“BASILIOFILIA” significará “amante y partidario de la realeza. Pero si le
añadimos este otros sufijo “fobia” significará todo lo contrario “odio y temor
por la realeza”.
Terminada la laboriosa y árdua lectura de las “ETIMOLOGIAS” el lector
sentirá mas gusto y familiaridad con la lengua griega y hasta incluso podrá,
usando algunas particulas, prefijos, sufijos y enfijos, combinar, formas y

descubrir otras muchas palabras.

HISTORIA DE TOBÍAS


Las antiguas y bellas historias de Tobías, Judith, Ester y Rut constituyen en la Biblia como un “tetrateuco” o cuatro libros que cuentan los epísodios ejemplares y didácticos de su protagonista que da el nombre a sus respectivos libros.
Los cuatro libros forman conjunto aislado del mismo estilo y forma literaria dentro de las historias ejemplares cuya finalidad es enseñar, exhortar y animar al pueblo.
La hermosa historia de Tobías-padre y de Tobías-hijo es como “evangelio antiguo” que quiere avivar la esperanza de los israelitas en los momentos difíciles de sus continuos y asiduos destierros.
La historia del anciano Tobías nos recuerda la estampa y fotografía paralela de la vida del santo Job.
Tobías es un israelita desterrado en Nínive que en medio de un antagónico mundo pagano mantiene firmemente su fe y culto al Dios verdadero. A pesar de la prohibición expresa del rey daba devotamente sepultura a sus compatriotas muertos en el exilio.
Un día al volver a casa fatigado de tanto enterrar se adormeció y mientras descansaba le cayó estiercol caliente de golondrina sobre los ojos y se quedó ciego.
En otro tiempo había prestado algo de dinero a un pariente suyo que vivía en Persia. Ahora ciego, sin trabajo y necesitado envía a su hijo Tobías para reclamarlo y es cuando se presenta un hermoso joven –el arcángel San Rafael- para acompañar a Tobías-junior en el camino y en la empresa.
Durante el viaje –el ángel- ofreció hospedaje a Tobías en una antigua familia conocida de los suyos. Allí el pariente Ragüel con su única hija Sara que había padecido grandes desgracias y ya esta viuda, muchas veces casada y cada vez viuda.  En medio de tantas pruebas y tribulaciones nunca había perdido la calma ni la fe ante el Señor.
La Providencia con la ayuda del ángel arregló que Tobías pidiese la mano de la hermosa y joven Sara, se celebró el matrimonio con gran festejo y alegría y después de los debidos intercambios de regalos, protocolos y despedidas y cobrado el préstamo, el ángel, Sara y Tobías y demás séquito regresaron a casa de sus ancianos padres.
Allí aumentó la dicha de todos con la curación milagrosa de la ceguera del anciano piadoso Tobías que al querer agradecerle generosamente todo lo que había hecho con su familia se presenta el ángel o enviado de Dios, Rafael.
El anciano Tobías vivió así su “protoevangelio” con la confianza y la fe en las divinas promesas, en la oración y amistad con Dios, en la caridad y delicadeza con el prójimo, en trabajos y obras de misericordia –enterrar a los muertos-, con gran paciencia  en sus tribulaciones, desterrado, pobre, ciego, incomprendido por familiares y ajenos.

Manuel Latorre de Lafuente


jueves, 9 de junio de 2011

ESCUELAS CRISTIANAS

Una vez que Cristo entró en las historia humana era lógico que aparecieran escuelas o enseñanzas para vivir tal y tan importante acontecimiento que invade, repercute, influye, interviene, interpela y reta a cada hombre que pasa por este planeta.
No basta una vida para aprender esta tesis: “Toda existencia –cada hombre  y cada mujer- que pasa por este mundo tiene una relación viviente y ontológico con el viejo Adán –causa eficiente- y con el nuevo Adán-Cristo –causa final-.
Es bueno que en el mundo helenístico-romano surgieran escuelas elementales, grammates, artes, liberales, dialéctica, retórica, aritmética, música, geometría y astrología y otras profesiones cultas, útiles y necesarias, humanidad y enseñanzas para formar buenos ciudadanos.
Pero también era lógico que en paralelo florecieran las llamadas “escuelas cristianas” para instruir  y enseñar el “novus modus vivendi” del cristianismo, neocristianos, bautizados, catecúmenos, neófitos, mistagógicos y también mucha masa profana y pagana –katholiké- o universal.
Sobre los años 30 y 40 de nuestra era había un famoso judío viviendo en Egipto, “Filón de Alejandría”, que ha relacionado y emparentado el judaísmo con el cristianismo con su escuela como precursor de las grandes escuelas defendiendo ya en la exégesis el sentido espiritual, mas profundo y moral tras el sentido literal.
El primer centro o escuela que tenemos noticia fue dirigido por Orígenes desde el año 217 en Alejandría. Antes hubo algunas escuelas sueltas y libres dirigidas por filósofos como San Justino en roma que ayudaban a profundizar en la fe cristiana.
El objetivo de las primeras escuelas cristianas era exclusivamente enseñar a conocer la fe, reflexionar sobre el sentido, la praxis del mundo y de la vida cristiana. Doctrina y vida, coherencia. El cristianismo antes, ahora y siempre es una filosofía no para saberla, sino para vivirla.
Todas las escuelas o academias cristianas con apoyos episcopales o no disponían de grandes bibliotecas.
Hacia el año 180 un siciliano llamado Panteno constituyó un grupo de discípulos también en Alejandría, hizo lo mismo Clemente de Alejandría y también Orígenes. Por alguna desavenencia con el Obispo, Orígenes, pasó a Cesarea de Palestina y allí apoyado por el Obispo fundó otra escuela y luego Diodoro de Tarso fundó la escuela de Antioquía.
En los siglos III y IV florecieron las escuelas de Alejandría y Antioquía  con gran prestigio y saber de teología, también con protagonismo, antagonismo y gran rivalidad en la interpretación o exégesis de la Sagrada Escritura.
Antioquía defendía y estudiaba en la Biblia el sentido literal e histórico mientras Alejandría abogaba por el sentido alegórico, espiritual, místico. Anagógico, moral mas profundo y mas allá del sentido real y literal.

Manuel Latorre de Lafuente