martes, 23 de agosto de 2011

VERDAD Y AMOR

Verdad y amor son dos pilares y ejes sin los cuales el hombre no puede vivir. Dios es Verdad, es la Verdad misma y no puede engañar al hombre, sus juicios son justos, sus palabras son verdad, sus promesas se cumplen siempre; si el hombre es infiel, El sigue siendo fiel. El hombre fuera y al margen de Dios— vive necesariamente en la mentira y en el engaño, nunca será válida la verdad del hombre, solo vale la verdad de
Dios. El hombre creado para la verdad, tiene derecho a toda la verdad, pero al caminar sin Dios se engaña a si mismo, rompe las cartas y engaña a los demás.

Donde está la verdad…? Se pregunta el mundo siempre a lo largo de
los siglos. Hoy más que nunca por adquirir poder, dinero, sexo, prestigio,
bienestar, satisfación se articula una sociedad montada y vendida en la
mentira. Necesita el mundo volver, girar y rectificar el rumbo —hacer
conversión, cambio, metanoia para encontrar la Verdad que es Dios.

Cuando el hombre ama, busca y vive en esa aceptación, intimidad y
trato con Dios entonces aparece la verdad, se vive la verdad y el hombre
puede decir “ya finalmente la verdad” y ser el mismo “verdad”.

También Dios y el hombre tienen que jugar siempre con las mismas
cartas del amor. Dios es Amor y el hombre también es amor.

Dios no cesa de salvar al hombre y de perdonarle, a pesar de sus
grandes y peores infidelidades. Dios aparece a lo largo de la historia
manifestando su bondad y solicitud amorosa para con todos sus hijos.

 Nadie es padre como lo es Dios. El amor de Dios para con el hombre
es comparado al amor de un padre a su hijo; es más fuerte que el amor
de una madre con sus hijos; es más dulce que el amor de un esposo a su
amada; “Tanto amó Dios al mundo que le dió a su Hijo único” (Jn. 3,16).
El amor de Dios es eterno. Dios es rico en amor y en fidelidad.

Cuando el hombre llega a vivir en la verdad y en el amor
reconoce la grandeza y la majestad de Dios y del mismo hombre
hecho a imagen y semejanza de Dios. Cuando el hombre descubre
esta realeza y dignidad entonces vive en un contínuo acción de
gracias ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho…?
(Sal. 116-12). Usa bien de todas las cosas creadas que son buenas
o malas en la medida que nos acercan o separan del Unico Bién-Dios.
Finalmente el hombre que ha encontrado el amor y la verdad se asegura
en la —Providencia de Dios, nuestro Padre— en todas las circunstancias
aún las más adversas como nos recuerda la Santa de Avila: Solo Dios
Verdad y Amor— basta.

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