SOPRICH - WORTEN - 242
El problema de hoy no está en creer en el perdón de los pecados sino en que no creemos en nuestros pecados. No creemos en la existencia del pecado. El pecado es un enemigo desconocido que hace al hombre el peor daño. Si uno no se da cuenta que está enfermo no mejora ni busca arreglo .Estamos bién a sí en nuestro pecado y lejos de Dios. Estan diluyendo y pulverizando este axioma teológico, válido y universal " Paupérrimo el que vive sin Jesús y riquísimo el que esta con Jesús ". .Pecado es andar en la vida por libre y lejos de Dios. El pecado produce tristeza y la tristeza es aliada del diablo.Un hombre en pecado es como un reloj desmontado que no tiene posibilidad de dar la hora. Ademas del pecado original que nos daña desde el origen y nacimiento, ahora es como la zarza en una buena planta nos rodean y envuelven a todos los hombres - como la zizaña en medio del trigo - los pecados capitales que desfiguran la dignidad del hombre: la soberbia. la avaricia. la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza. Se llaman " Capitales " de " Caput " cabeza porque son como cabezas de serie donde se enganchan otros males y otros vicios. Si el pecado no le sirve a Dios ¿ Para qué nos sirve a nosotros ? Los pecados dañan la parte mas esencial del hombre, por eso el poder perdonar pecados es propio y exclusivo de Dios. El primero y principal sacramento para el perdón de los pecados es el Bautismo que borra el pecado original. Para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo Cristo instituyó el sacramento de la Reconciliación o Penitencia, por medio del cual el bautizado se reconcilia con Dios y con la Iglesia. La Iglesia tiene el poder de perdonar los pecados porque el mismo Cristo se lo ha dado " Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdoneis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengais, les quedan retenidos. " es el poder de la llaves para abrir o cerrar las puertas del Cielo, porque el pecado es el único y verdadero mal que impide alcanzar el Cielo. Hay que hacer guerra hasta la sangre, solo contra el pecado.
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