SPRICH - WORTEN - 179
Todo cristiano al ser bautizado adquiere una licencia, un regalo y un derecho inmerecido e inefable de poder decir " LIEBER VATER UNSER IN HIMMEL " " QUERIDO PADRE DIOS EN EL CIELO " es como una naturaleza nueva - un nuevo ser - filiación divina y tenemos el trabajo y el deber de sacarle partido, provecho, jugo y vida a esta nueva condición. La primera noticia y enseñanza de Jesús fué que llamásemos " VATER UNSER " " PADRE NUESTRO " a Dios. Ser amigos de Dios ya no es poco, es mas que ser esclavos y siervos, pero el descubrimiento de ser " en verdad " hijos de Dios es la mayor gracia y un don divino insuperable. La vida cristiana consiste esencialmente en sacarle consecuencias en todo momento y circunstancias como la vida misma al ser " hijos de Dios " . Es infinitamente mas que la simple vida natural - es sobrenatural, es sobreabundante, es eterna. Nadie puede imaginar regalo mayor, solo Dios. Comienza con el Bautismo y se alimenta con la energia y belleza de la gracia, el único obstaculo es el pecado. Ser - alter Christus - ipse Christus - . La dimensión, esencia o sentido de la vida cristiana está definida por la filiación divina. Todo cristiano por el Bautismo recibe la vida divina con la gracia, goza de una participación de la naturaleza de Dios, con una relación real, verdadera y adoptiva de filiación. Es tan entitativa que dice la Teologia que privarle al hombre de esta condición sería la peor mutilación ontologíca. Es un tema que la Teologia califica de " Numquam satis " " Nunca es demasiado " porque es tan profundo, tan real y tan divino que agota todo pensamiento y reflexión. Solo nos queda agradecer, pensar y vivir esta nueva vida y divina elevación ¡ Ver que amor - tan cualificado - nos ha amostrado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios y lo somos ! . No es un mero título, metáfora o retorica, o un recurso de piedad, sino una transformación efectiva de nuestro ser mas íntimo. Por eso arranca desde lo mas profundo de nuestras entrañas el deseo de exclamar ¡ ABBA, PADRE ! ¡ VATER UNSER IN HIMMEL ! ¡ PADRE NUESTRO DEL CIELO ! . No podemos ser hijos de Dios a ratos. Considerar con frecuencia esta verdad - soy hijo de Dios - apoyarse en Dios es la médula de la piedad cristiana y nos llenará de paz, de gozo, de serenidad, de confianza y de alegría. Si somos hijos tenemos la esperanza y la herencia del Cielo. Un padre siempre quiere lo mejor para sus hijos ¡ Omnia in bonum ! El equipaje no pesa y el camino no cansa cuando la carga es el amor.
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