SPRICH - WORTEN - 192
Dios coloca a cada hombre en el tiempo y lugar que quiere - Dios llama a los que quiere, no me habeis elegido vosotros a Mi, sino que Yo os elegí a vosotros - Dios nos amó primero - . El inicio o término - a quo - del hombre es Dios - tiene el control del dia de llegada y el control - ad quem - - el final o salida de este mundo para llevarnos al Cielo - el destino final. definitivo y eterno - . San Pablo lo explicita así " Nos llama con vocación santa. no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de su designio ". Esta vida es un puente entre las dos orillas de Dios. Está el plan y la elección divina. Evidentemente es un plan inmerecido y desproporcianado pero factible con la ayuda divina y la gracia de Dios. En el termino - ad quem - o final nos vamos a encontrar en el nivel adecuado y justo que es el Cielo, o el nivel inadecuado - infierno -, o el nivel de las esclusas - tramos de agua para salvar las alturas o niveles en los barcos - que es lugar de adquirir la santidad que falta para entrar en el Cielo a base de sufrimiento y purificación. Esta esclusa al final nos pondrá a la altura o nivel exigido por la santidad para poder entrar en el Cielo. Es facil y poético decir " Estamos en las manos de Dios " cuando Dios quiere nos trae y nos lleva, nuestros razonamientos humanos siempre son pobres y cortos. Santidad es dar gracias a Dios porque sabe mas y todo lo hace bién. Dios escribe derecho con lineas torcidas. Un revés en la vida puede ser - una esclusa - que va nivelando y orientando nuestra vida al punto justo de entrada en el Cielo. El trabajo de soltar o poner agua en una esclusa no es malo ni valdio sino necesario en los barcos para seguir navegando y salvar los desniveles del agua. Sin contratiempos, reveses y fracasos - esclusas de esta vida - va ser dificil ajustar nuestra entrada en el Cielo. Dios no quiere que bajemos el nivel mientras cruzamos el puente de la vida - la tarea es seria y de envergadura: ser santos, se fieles a Dios, dar gloria a Dios, que es de donde venimos y a donde vamos, no desnortarnos, ni perder la brújula, ser dociles, dejarse subir y bajar en la esclusa para ajustar la altura y el nivel. Nos enseña el Concilio Vaticano II de la historia " Todos los hombres que vienen a este mundo de cualquier estado y condición están llamados a la santidad - plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor - en esta sociedad terrena y a promover un modo mas humano de vivir . " Todavía nos queda mucha política y novedad por recorrer en un mundo tan lejos de este ideal . Dios cuenta con nosotros, no quiere otras respuestas ni la vida tiene otra alternativa ni otro sentido.
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