El profeta menor Sofonías pertenecía a una familia ilustre y familiar del rey Ezequías y vivió en la aldea de “Sarabat”.
Vaticinó en los días del reinado de Josías entre los años 678-608 a . de Cristo.
Anunció el juicio de Dios contra el pueblo de Judá y contra todas las naciones y también profetizó sobre la ruina de Nínive que será convertida en soledad, desierto y en guardia de fieras.
Después de fulminar con terribles amenazas a Jerusalén, concluye sus oráculos con la promesa de la libertad, la cesación del cautiverio, la promulgación de una nueva ley mesiánica, y la vocación y participación de todos los pueblos.
Desde el tiempo de la cautividad del reino del Norte o Israel llevada a cabo por los asirios en el año 722 a . de Cristo, quedó el reino de Judá o Sur sometido al dominio asirio.
Poco a poco la vida religiosa de Judá fue invadida por costumbres extranjeras y prácticas paganas. En medio de esta decadencia el rey Josías fue un gran reformador y defensor de las prácticas tradicionales y religiosas del pueblo. El profeta Sofonías ayudó y fue un inestimable colaborador en esta época para predicar, despertar y mantener el espíritu religioso de su pueblo.
Aunque no es original en la temática de su profecía, continúa y sigue los temas tradicionales de los grandes profetas: denunciar la culpa y el pecado del pueblo, la llamada a la penitencia y a la conversión, el perdón y la misericordia y la fidelidad de Dios y la liberación.
Sofonías por amor a su pueblo denuncia con fuerza y vehemencia la maldad y los pecados contra Dios y contra el prójimo –una situación insostenible- que va a provocar la ira del “día del Señor” o “del castigo” para hacer justicia sobre la tierra.
De este castigo solamente escaparán los que han sido fieles a la confianza y al amor de Dios y a la moral de la Alianza.
Es un “grupo, un trozo, el resto de Israel” o pueblo de Dios que protegerá, defenderá y salvará: “El Señor tu Dios está en medio de ti y es un salvador poderoso…”
Sofonías le anima al “resto de Israel”: “Da gritos y saltos de alegría, Sión, exulta de júbilo, Jerusalén, alégrate de todo corazón porque el Señor ha anulado la sentencia…”. La única sentencia que salva de verdad.
Todo este castigo y destrucción preconizados darán paso a la liberación y salvación final con la venida del Mesías-Salvador.
Manuel Latorre De Lafuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.