viernes, 14 de febrero de 2014

CRESTOMATIA 465

CRESTOMATIA 465
Vom   Leiden  und  Sterben  Jesu Christi  de  J.W.  Franck


El objeto, la meta y el final de la esperanza cristiana es la gracia de Dios para alcanzar el Cielo...Los cristianos evidentemente tenemos que ser - fieles - en la fe y - esperanzados - en el Cielo...El objeto de la esperanza cristiana es el mismo Dios, el corazón humano no se contenta con menos...No hay mejor premio, ni mejor meta, ni mejor final ni mayor esperanza que la esperanza cristiana...Decía San Agustín a Dios: “ No me des tus cosas, sino a ti mimo “. Vale la pena todo esfuerzo, trabajo y sufrimiento - superior a cualquier atleta - para poder gozar de Dios en el Cielo por toda la eternidad...Todas las demás esperanzas - metas y premios - son relativas, breves y caducas...En el deporte generalmente siempre es mas grande la preparación y el esfuerzo que la corona o premio que pronto se oxida...En la vida cristiana todos los trabajos, esfuerzos y sufrimientos para ganar el Cielo son pocos y pequeños  en comparación con el premio que es eterno - siempre resulta barato - porque el Cielo es muy caro...Nos enseña San Pablo : “ No son comparables todos los sufrimientos de esta vida con el mas pequeño gozo que nos aguarda en el Cielo “ Toda esta esperanza es la que alienta y endulza el dolor y sufrimiento de la vida cristiana, de los santos y de los mártires...En el mundo de hoy flaquea la vida cristiana porque escasea y está floja la virtud de la esperanza...El Cielo y el mismo Dios son recompensas demasiado grandes, no sabemos como será pero solo la promesa de Dios ya alivia y endulza los dolores, penas, amarguras y contratiempos de esta vida...Nos recuerda también el Santo Job : “ Breve es la vida del hombre, pero llena de muchísimas miserias . “ Finalmente alecciona San Pablo sobre el objeto de la esperanza cristiana : “ Ni el ojo vió, ni el oido oyó, ni en el corazón del hombre cabe, ni una partícula siquiera de lo que allí Dios mismo tiene preparado “ La esperanza cristiana es la que llena plenamente el corazón del hombre y la única esperanza realmente que vale la pena no perder.

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