SPRICH - WORTEN - 137
El hombre no es un saco o un bulto inerme que haya que rescartar o salvar sino que está creado y preparado para echar una mano al " fifty - fifty " " al cincuenta por ciento " a Dios en el grave y peligroso problema de la salvación. Dios quiere salvar al hombre, el hombre todavía se pregunta ¿ De que tiene que salvarse ?. El " fifty " del hombre es todo su ser y todas sus fuerzas, todo su saber, su querer e inteligencia que tiene que sumar al querer de Dios. Dios quiere, ahora falta que quieras tú. Todo este colchón y preámbulo para entender esta SPRICH - WORTEN con este titulo de San Agustín " DEUS CREAVIT TE SINE TE, NON SALVABIT SINE TE " " DIOS QUE TE CREO SIN TU PERMISO, AHORA NO TE SALVARÁ SIN TU AYUDA. " . Si estamos en un pozo para ser rescatados, de ninguna manera podemos ser como un saco o bulto ciego y pesado, por lo menos tenemos que echar una mano y las dos a la cuerda. A lo largo de la historia de la salvación el hombre ha fabricado algunas soluciones o salidas - doctrinas y filosofias - la teoría pelagiana que defiende que yo puedo arreglarlo todo sin ayuda de nadie, la teoría protestante que yo no puedo hacer nada y que Dios lo haga todo. La teoría cristiana de San Agustín del " fifty-fifty " que Dios quiere y ahora tiene que querer también el hombre. Dios pone su gracia y el hombre pone todo su esfuerzo y medios para salvarse. El plan de trabajo del hombre en orden a la salvación lo articula el Catecismo en cuatro partes: " La profesión de la fe " o " lex credendi ", " Celebración del misterio cristiano " o sacramentos " lex celebrandi ", " La vida en Cristo " o comportamiento cristiano " lex vivendi " y la " Oración cristiana " o vida de oración " lex orandi ". Esta es la aportación y colaboración humana, sensata e inteligente que Dios espera de cada uno para participar de los frutos de la " Sotereologia " o de la salvación de la humanidad y alcanzar el Cielo. La salvación eterna no es un asunto pequeño. El querer - quererlo - ya es una gracia del " fifty " de Dios. Rubrica Santa Teresa: " El que al final se salva, sabe y el que no, no sabe nada ". .
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