jueves, 19 de agosto de 2010

MONTANISMO


Seguimos el rastro de las corrientes heréticas en los primeros Siglos: "Montanismo y Monarquianismo".
"Montanismo" es una secta conocida como "La Profecía" o "La Nueva Profecía" como la bautizaron los adversarios para expresar que este movimiento se había desligado de la tradición de la Iglesia. Ordinariamente se conocía por "Montanismo" por su fundador Montano o herejía de la Frigia en Asia Menor por el lugar de origen.
Montano se declaró en su pueblo natal de Ardabau en Frigia como representante o portavoz del Paráclito -Paracleto -Abogado -El Espíritu Santo, prometido en el evangelio para llevar a la cristiandad a la verdad plena. "Paracleto " vocablo griego derivado de la partícula "para" que es al lado de, junto a y del verbo "Kaleo" que es llamar, pedir. Es gran Ayudador, Defensor o Abogado que está al lado de cada uno, el enviado o llamado para ayudar e inspirar.
Se le unieron en esta labor de pastoral y doctrinal dos profetisas: Priscila y Maximila, pero poco conocemos de sus oráculos y doctrinas, solo disponemos lo que nos ofrecen sus adversarios o escritos contra ellos sobre todo del historiador Eusebio, Epifanio y del famoso y antiguo montanista Tertuliano antes de ser cristiano.
Rabia desaparecido el entusiasmo febril de los primeros cristianos por la falsa alarma e interpretación de las cartas de San Pablo sobre la inmediata e inminente venida del Mesías o parousía final avivada por muchas sectas, profetas, sibilas, oráculos, iniciados, elegidos y pneumáticos y que ahora iba dando paso y cediendo a una idea de una iglesia peregrina e institucional.
El heresiarca Montano y sus corifeos y secuaces avivaban la esperanza decadente y predicaban el inminente fin del mundo o Parousía, exhortando a los cristianos a prepararse apartándose del mundo, recomendaba un ayuno riguroso, el celibato y la continencia sexual, abundantes y generosas limosnas y anhelos de padecer el martirio, mientras el tiempo y la desconfianza iban mitigando y reduciendo la dureza y los días de ayuno y rechazando solo ya las segundas nupcias.
La cuna, el origen y la cancha de expansión y juego de esta doctrina era su ciudad natal Frigia y allí anunciaba la nueva y definitiva Jerusalén que aparecerá desde las nubes en la ciudad de Pepuza o Tymión en la misma Frigia.
Los "Mártires de Lyón" en el año 177 enviaron a Roma a Ireneo para interceder en favor y defensa de los montanistas. Pronto se descubrió su peligrosa y herética doctrina: autoridad única de las profecías, el papel preeminente de sus sibilas, exclusión de los jerarcas de las Iglesia, exigencias rigoristas, salvación restringida y negación de la autoridad de la Sagrada Escritura.

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