Decanomía o Decálogo es la manifestación o expresión del único y querido
programa serio y válido del Creador, es la voluntad y el plan de Dios para todos
los hombres de todos los tiempos y lugares.
Para que lo oyese todo el planeta quiso Dios promulgarlo en la cima del
monte Sinaí con ruido de truenos, relámpagos y sonido de trompetas.
Decanomía es un vocablo griego derivado de “deka” que es diez y
“nomos” que es ley, noma, mandato, querer, precepto. Decanomía son los diez mandamientos.
Los hombres al llegar y pasar por este planeta ya no tienen otro reto ni otra
alternativa: cumplirlos o no cumplirlos. El único fracaso o desgracia que le va hacer daño de verdad al hombre será el incumplimiento de la Decanomía.
Hoy —primo intuitu— a primera vista, la cosmovisión o fotografía
pancósmica del mundo refleja una andadura humana totalmente contraria y
antagónica a la Decanomía. El Diablo —simia Dei— la mona de Dios se
encarga de hacer rodar al mundo perfectamente en contra de Dios con sus
—mimos y réplicas— aunque hubiera cuarenta mandamientos.
Con este nuevo trabajo “Decanomia” el autor pretende ayudar a alguien
a corregir el rumbo y poner norte hacia la Decanomía. Tal vez el lector al ir
repasando estas páginas se siente interpelado y mientras tiene tiempo —con
la indefectible ayuda de Dios— pueda dar otro volantazo, ponerse en pista y
luchar por ajustar su vida a la Decanomía.
La Decanomía se reduce a una línea de amor “descendente” de Dios y
de amor “ascendente” del hombre, por eso el hombre solo puede ser útil y
feliz dentro de este contexto de amor.
El autor,
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