jueves, 8 de abril de 2010

DISCURSO A DIOGNETO

La “Epístola o discurso o apología a un tal Diogneto” es un antiguo escrito con autor y destinatario desconocido, elaborado sobre el año 200 en Alejandría. En medio de las persecuciones y por las leyes “Tradictio librorum o entrega de los libros sagrados” se perdió y fue descubierto casualmente en el siglo XV en una pescadería de Constantinopla como papel de envolver.
El destinatario “Diogneto o Diognoto” puede ser un personaje de ficción, figurativo y simbólico: los cristianos, el conocedor de Dios, el seguidor e imitador de Dios –hijos de Dios-.
El mensaje y enseñanza del escrito pretende ser una respuesta perfecta y acabada, antigua y actual a la pregunta, al reto y al comportamiento de la vida cristiana. Es la esencia y el fundamento del cristianismo. Un mensaje siempre actual: la santificación en el medio del mundo, iluminando todas las cosas con la luz de Cristo.
Esel “Deus Ignotus- Dios desconocido” que San Pablo predicaba en el Areopao de Atenas y ahora es el “Diogneto” “Diognoto Deus Gnotus” “Deus Cognotus” el Dios nacido, conocido, vivido y anunciado. Centro del Kerigma y toda vida cristiana.
Es algo providencial que haya aparecido en una pescadería, en medio del mundo, en medio de la vida, en medio de la calle, pues es ahí en medio de la vida ordinaria donde el cristiano tiene que dar respuesta y santificarse en todos los momentos y circunstancias de la vida, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor. “Semper et pro semmper...” siempre y cada momento en una unidad de vida, sin doblez, sin vidas paralelas y yuxtapuestas.
El tal Diogneto pregunta:¿Quién es y como es el Dios de los cristianos? ¿Por qué los cristianos menosprecian la muerte? ¿Por qué no se suman al camino o vía judía o griega en esta coyuntura polémica? ¿Por qué tal y tanto amor al prójimo? ¿Por qué ha sido dado a conocer este misterio ahora y no antes con anteriores alianzas?.
El autor responde y expone: el comportamiento propio y único y siempre actual de los cristianos como personas del mundo como todas las demás –conocedores de Dios- que pertenecen a Cristo y viven como ciudadanos del Cielo. Son en medio del mundo como el alma en el cuerpo. A todos aman y por todos son perseguidos. Carecen de todo y lo poseen todo. Los judíos los combaten como forasteros y los griegos los persiguen y sin embargo ninguno sabe explicar el motivo de su odio.
Y para que todos los hombres sepan y conozcan esta realidad o misterio, no lo comunica por medio de servidores, ángeles, embajadores, apóstoles o príncipes si no el mismo Hijo –Único- Rey Eterno- anunciado, nacido, vivido, muerto y resucitado sin violencia, sin terror y sin espanto- todo en clave de amor- pero un día vendrá con juez ¿Quién resistirá su presencia?
Manuel Latorre de Lafuente

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