lunes, 19 de abril de 2010

JEREMÍAS DE ANATOT


El profeta Jeremías nos transporta de lleno a la esencia del profetismo de Israel. Nació en la aldea de Anatot al norte de Jerusalén el año 650 a. De C.
No le agradaba nada su vocación de profeta por el furo en incomodo mensaje que debía predicar. Es lo propio y peculiar del verdadero profeta puesto por Dios la doctrina molesta y desagradable y la no simpatía y rebeldía por parte del pueblo. Así es la medicina, amarga, pero cura.
Vivió y Vaticino durante el reinado de los corruptos y depravados reyes de Juda- Sur y presenció la cautividad de Babilonia en el año 587.
Jeremías anunció a los reyes y al pueblo el castigo por sus infidelidades y corrupciones, profetizó la destrucción del templo de Jerusalén, el cautiverio de 70 años en Babilonia, la ruina de Jerusalén y que el último rey de Judá, Sedecías caería en manos de Nabucodonosor, y aconsejaba para evitar males peores no oponerse al invasor.
Todo este mensaje dolía y provocaba la burla de sus contemporáneos y las presiones y mordazas por parte de otros falsos profetas, ministros, reyes, sacerdotes y pueblo.
Jeremías sufriendo el desprecio y la crisis, trabaja para salvar a su pueblo con cariño y ardor por eso se llama el “Profeta amante” de sus hermanos y del pueblo de Israel. Orienta su mensaje y objetivo en dos direcciones:
“...arrasar y arrancar....y edificar y plantar...”.
“Arrasar y arrancar....”. denuncia los pecados, las infidelidades, las desobediencias y las rebeldías de los reyes, de los falsos profetas, de los sacerdotes, del culto hipócrita , de la irreligiosidad, de la idolatría, las injusticias sociales y lógicamente el rechazo de los verdaderos profetas.
Como castigo a este cúmulo de los pecados y desviaciones de los principales dirigentes y del mismo pueblo será la deportación y el destierro en Babilonia. “Edificar y plantar....”.

El anuncio del castigo no será la última palabra del profeta, su deseo el provocar la conversión y la vuelta al Señor.
Anima al resto del pueblo que se quedó en Jerusalén en medio de la desolación y el llanto que se sometan al gobernador babilonio Godolias puesto por Nabucodonosor. En medio de las ruinas de Jerusalén compra un campo como símbolo del retoño del pueblo. Su mensaje y profecía seria la semilla y augurio de nuevos fieles y discípulos como Baruc su secretario y una nueva alianza entre el nuevo pueblo liberado y rescatado y su Dios.
El pueblo no hizo caso de los vaticinios de Jeremías que asesinan al gobernador Godolias y ante las represalias de los babilonios tienen que huir a Egipto e llevando a la fuerza a Jeremías que incansablemente profetizaba terribles calamidades también para los egipcios.
Jeremías murió en Tafnis ciudad de Egipto apedreado por los judíos.
Manuel Latorre de Lafuente

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