SPRICH - WORTEN - 264
¿ Quid libertas ? ¿ Qué es la libertad ? La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar de este modo por si mimo acciones deliberadas. También el animal en relación con su instinto posee su libertad - lo que le apetece y le gusta - si no tiene libertad no disfruta de su instinto. El animal no distingue entre el bién y el mal La libertad humana implica también la posibilidad de elegir entre el bién y el mal. Cuanto mas se hace el bién mas libre se va haciendo también el hombre La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, Bién Supremo y Bienaventuranza nuestra. La elección del mal es un abuso de la libertad - es creada y regalada - in melius - para el bién, no - in peius - para el mal que conduce a la esclavitud del pecado. La libertad, libera. Por ser un don de Dios, la libertad verdadera y creatural debe estar armonizada y concertada con la de Dios y con la que tienen sus semejantes. Los Mandamientos de Dios son camino de libertad, poniendo orden en el ejercicio de la libertad. La libertad es el fundamento de la moralidad y de la responsabilidad y es la característica de los actos propiamente humanos.Todo humano tiene que educar su libertad para usarla correctamente.La moralidad, pués, es una cualidad del acto humano libremente ejercido, será positiva - buena - si se ajusta a la norma que lo ordena como ser racional y será negativa - mala - si actúa irracionalmente en contra de la norma.La libertad hace al hombre responsable de sus actos voluntarios y libres, aún que su imputabilidad se puede disminuir o agravar a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la ignorancia, la violencia, el miedo, las pasiones y los hábitos. Todo hombre tiene derecho a la libertad por ser parte esencial, propia e inseparable de la dignidad del hombre. ¿ Donde se sitúa la libertad humana en el orden de la salvación ? . Nuestra libertad se halla debilitada a causa del pecado original y se agrava aún más por los pecados sucesivos. Cristo " nos liberó para ser libres ". El hombre sabe que obra bién o mal, que sus acciones son buenas o malas, por esa voz interior - quid divinum - luz o conciencia que le avisa: hay que hacer el bién y evitar el mal. Es una ley natural y eterna insita en nuestra alma. Nos enseñan los moralistas que tenemos un criterio claro y sencillo de moralidad que depende del objeto, del fin y de las circunstancias. Objeto es la materia del acto humano, el objeto a que tiende la voluntad. Hay cosas que son buenas por si mismas y siempre y cosas que son malas y siempre de suyo. Por ejemplo: adorar a Dios es un acto bueno en si mismo y quitar la vida a un inocente es un crimen que siempre estará mal. El fin o intención del acto puede modificar la moralidad, porque si la acción es buena pero realizada con mala intención pervierte aquella acción y la convierte en mala. Está claro: el fin no justifica los medios. Las circunstancias y las consecuencias influyen en la moralidad agravando o disminuyendo la cualidad buena o mala del acto. Lo que es malo no puede volverse bueno por las circunstancias. Para que un acto sea bueno moralmente es preciso que sea bueno en su totalidad, el objeto, el fin y las circunstancias. El objeto elegido puede por si solo viciar una acción, aúnque la intención se buena.No es lícito hacer el mal para conseguir un bién. Un fin malo puede corromper la acción, aúnque el objeto sea en si mismo bueno. Un fin bueno no hace buena una acción que de suyo es mala en sí misma, porque el fin no justicia los medios. Todos estos ingredientes forman parte integral de la arquitectura o " metabolismo " de la salvación eterna de los hombres. Resumen y enseña San Agustín: " Deus, qui creavit te sine te, non salvabit te sine te ". Dios, que te creó sin tí, ahora no te puede salvar sin tí " sin tu voluntad y sin tu libertad. Coopero - digo que sí a Dios - porque me da la gana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.