DOXOKALIA -26
EL RINCON DE MANOLO: TO ORGANON . Sonatina 2 de M. Clementi
SAN CIPRIANO Y LOS MARTIRES DE SCILLI
Las “ Actas del martirio de San Cipriano “, Obispo Cartago
en el norte de Africa nos informan y relatan dos interrogatorios
y dos sentencias: primero destierro y luego condena a muerte. El
Emperador Valeriano había prohibido con un edicto de Agosto del
año 257 todo tipo de reuniones de cristianos por peligrosas y
secretas y mandó al exilio a los Obispos para dispersar y
desorientar el rebaño...El enemigo no gasta polvora en balde, sabe
también que es esencial en el cristianismo la reunión, la
asamblea, la “ Ekklesia “, la convocatoria familiar para la
oración, por eso el emperador da en el blanco al suprimir todos
los pastores y todas las reuniónes. Cipriano, al negarse a
entregar los nombres de los pastores presbiteros, fué desterrado
a Curubis, una ciudad de la costa africana. En un segundo edicto
de Valeriano en Julio del año 258 se ordena la ejecución
inmediata de Obispos, sacerdotes y diaconos.Hacen retornar a
Cipriano del exilio y le someten a un interrogatorio como uno de
los principales jefes de los acusados, le imputan de sacrilego
y perjuro crimen, de hostilidad a los dioses del imperio y de un
crimen infame – nequissimum crimen - contra el emperador que se
castiga con la decapitación. El grupo de los “ Martires
sicillitanos “ de Scilli, ciudad del norte de Africa que
sufrieron el martirio el dia 17 de Julio del año 189 siendo
consul “ Praesens “ por segunda vez y “ Claudiano “
por primera vez como consta en las actas.Encarcelan a siete
hombres y cinco mujeres que están ante el tribunal, pero solo dos
de ellos, Esperanto y Saturnino se convierten en portavoces.
Recordamos el esquema o esqueleto del formulario: aparece la
fecha, el nombre del juez y de los acusados y el asunto del
proceso oral. Se palpa y respira la virulencia y el antagonismo
entre los dos bandos; el cristianismo es para el proconsul una locura
– dementia - y una convicción mala – mala persuassio -, pero
no ateismo. Los portavoces acusados insisten que jamás han
cometido injusticia alguna, que son inocentes y que rezan por el
emperador, el proconsul acepta este informe como “ bonus et
religiosus “ como bueno y religioso, pero no basta ante la recta
y ortodoxa religión de los romanos que exige jurar por el genio
del emperador y ofrecerle sacrificios – suplicatio - y la –
thurificatio - darle incienso. El proconsul, por su supina
ignorancia del cristianismo, no quiere enrollarse con los acusados
que tratan de defenderse y explicarles su vida y su doctrina,
mientras el interrogatorio no persigue mas que un objetivo,
amenazarlos para que reflexionen - ad bonam mentem redire -
cambién de parecer y hagan apostasía…Todos los acusados
resisten y perseveran en su confesión de fe “ Christianus
sum….Soy cristiano….” “ Christiana sum...Soy cristiana...”
enseguida se le muestra la tarjeta roja, una tablilla – ex
tabella - donde se lee la sentencia de muerte por decapitación,
mientras los condenados dan gracias a Dios por ello...
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