jueves, 8 de septiembre de 2022

                                                                   SPRICH   - WORTEN  - 275

Hoy  me  siento  como   una  "  Avis solitaria in tecto "   " Ave solitaria en el tejado "   "  Desorientado,  desganado  y sin  euforia   al tener que escribir  sobre   el  "  Dulce precepto   o cuarto  mandamientos  de la ley de Dios  "   "  Honrarás a tu padre y a tu madre "   y  sobre la  familia    y la Iglesia doméstica.  Nos  tocado vivir   en nuestra sociedad  en una  época  que minusvalora, desprecia  y  ataca   este  "  Dulce precepto  ".  Ataques  a la familia,  emparajamientos  irregulares,  abortos.  violencias, divorcios,  separaciones,  residencias  de la tercera  edad.....Parece tener poca cancha   el cuarto mandamiento   de la Ley de  Dios.  La  familia es la célula  original    de la sociedad humana. Así   definen  los diccionarios  a la familia:  " Un hombre y una mujer, unidos en matrimonio   forman por sí mismos  y con sus hijos  una familia ".  El matrimonio  y la familia  están ordenados al bién  de los esposos  y a la procreación   y educación    de los hijos. Va ser  dificil  buscar alternativa  efectiva.   válida y feliz  a este plan sabio  de Dios. Los principios y  valores  familiares  constituyen  el fundamento  de la vida social. La vida  de familia es antesala   de la vida social.  Con  Cristo    la familia   se convierte  en " Iglesia doméstica  "   porque es una comunidad de  fe, de esperanza y de  de amor. Frente  a esta  dulce   realidad   encaja el cuarto mandamiento:  honrar  y respetar a nuestros  padres  y a todos  aquellos a quienes Dios  ha investido  de autoridad  para  nuestro bién. Este arranca  flojo   hacia  los padres  y se diluye  entre   los otros   miembros  del grupo familiar   como abuelos  y  antepasados,  los alumnos con los maestros, los empleados  con sus patronos, los subordinados   con sus  jefes,   los ciudadanos con su patria  y  con los que la administran  y gobiernan.Los  deberes   de los padres  con los hijos    de  amar,  sustentar  y educar a sus hijos, cuidar de  sus necesidades  espirituales y  materiales, dándoles una  sólida formación  humana y cristiana Deberes de los hijos con los padres: amor, respeto   y gratitud,  justa obediencia.  Otras obligaciones   del cuarto mandamiento   incluyen  a otras personas  en el organigrama  familiar y social. Los hermanos mayores deben dar buén ejemplo  evitando  enfados,  egoismos,  riñas  e envidias.  El  amor y   respeto  exigidos  por el cuarto mandamiento   alcanza  a los abuelos, tios, primos  y amigos. A los profesores   y bienhechores     son como representantes de nuestros padres  se le debe  agradecimiento y  respeto. A los pastores de la Iglesia  -    padres  y  pastores de nuestras almas -   debemos   rezar por ellos  y  obedecer sus indicaciones -  no  murmurar nunca -. Incluye también  los deberes  con la patria  y autoridades civiles  porque la  autoridad viene de Dios, hay que amar y servir a la Patria,  respetar y obedecer  a las autoridades  civiles  y cumplir sus leyes  siempre que sean justas.  Los padres  educan  a sus hijos  en la fe cristiana  con el ejemplo,  la oración, la catequesis  familiar  y participación en la vida de la Iglesia.  Los vinculos familiares  no son un bién absoluto  porque antes está  la vocación cristiana " El que ama  a su padre o  a su madre  más que a    Mi  - dice  Jesús   -  no es digno de Mi  ". Responsabilidad  grave de los padres   a la hora  de dejar libertad a los hijos   en la elección del estado   de vida: matrimonio,  vida consagrada  o   ministerio sacerdotal. El ciudadano no debe obedecer  a las autoridades civiles   cuando  las leyes o prescripciones  se oponen a la ley moral  "  Hay que obedecer  a Dios  antes que a los hombres  ".

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