SPRICH - WORTEN - 277
Es obvio que en medio de la corriente del mundo que nos toca vivir resulta paradójico y chocante hablar del sexto mandamiento y del noveno que ventilaremos a su tiempo. En un mundo y cultura del hedonismo, del bienestar, de la pornografia y de la " sarcofilia " donde el motor y la referencia es el placer, el egoismo y la carne - hablar de la castidad para todos - es como un lirio en medio de un estercolero. ¡ Cuantos problemas y males nacen en una vida lejos de Dios que no está protegida con estos dos sabios y santos mandamientos " No cometerás actos impuros " " No consentirás pensamientos ni deseos impuros " . Si es lógico y santo que el varón sea varón y la mujer sea mujer, es algo querido e inventado por Dios, la sexualidad no es mala, es algo esencial e intrinseco al ser humano y no tiene remedio, ni es contraria a la ley de Dios, es un don de Dios. Pero Dios quiso proteger y santificar - dignidad y eficacia - en esta alta misión de transmitir la vida y continuar la generación humana. Dios estableció un orden en el uso de la sexualidad y que el placer carnal - sea de pensamiento, palabra y obra - sea solo licito buscarlo dentro de un estuche que es el matrimonio encaminado al fin señalado por el Creador: la transmisión de la vida humana junto con la ayuda mútua de los esposos.¡ Que hay de extraño, cuidar tesoros y perlas !. En la vida no todo es llano, no sirve " el me va o no me va " " me gusta o no me gusta " me apetece o no me apatece " porque están dentro y fuera todos los límites y todas las barreras. La castidad es algo positivo y para todos, es el señorio sobre la sexualidad imponiendo el respeto y dominio del cuerpo en el pensamiento, palabras y acciones, porque no somos bestias - o mandas tú o manda el asno - . La impureza y los pecados destruye muchas cosas y tesoros en el hombre y hace perder la sensibilidad fina del alma que capacita para amar a Dios y a los demás. El que no controla - es un descontrolado - y el pierde la gracia - es un desgraciado - . Castidad para todos y cada uno en su estado, a unos Dios les pide vivir en virginidad o en el celibato, para dedicarse por entero a Dios con el corazón indiviso, a otros en el matrimonio o soltería.Los casados han de vivir su castidad conyugal, fieles a sus deberes matrimoniales, - nunca anticoncepción ni esterilización - los solteros ejercen y la cuidan en la continencia - virtud de la castidad - . Todo está bién cuidado y protegido ya no queda cancha para el desenfreno ni libertinaje sexual. Pero ahí está la alfombrada cancha y pista abierta de tantos y tantos pecados de acciones, miradas, pensamientos, consentimientos, deseos, masturbaciones, fornicaciones, pornografias, prostitución, estupro y actos homosexuales, vicios de lujuria, conversaciones que se oponen a estos dos mandamientos de la ley de Dios, adulterios, poligamias y amor libre que vulneran la integridad fisica y moral del ser humano. Da la impresión de que este es el motor del egoismo que tira de la sociedad. La carne, problema que no tienen los angelitos, por eso firma y anima Santo Tomás " Es bueno y santo que el hombre viva en la carne pero no según la carne " .
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