lunes, 12 de septiembre de 2022

                                                       SPRICH  - WORTEN  - 277

Es  obvio que en medio  de   la corriente   del   mundo  que nos   toca vivir    resulta  paradójico y  chocante   hablar  del sexto mandamiento  y  del  noveno  que  ventilaremos a su tiempo. En  un  mundo y cultura  del hedonismo,  del bienestar,  de la  pornografia  y de  la  "  sarcofilia  "    donde  el motor  y la referencia   es   el placer, el egoismo  y   la carne  -  hablar  de  la castidad   para todos  -   es como  un lirio  en medio  de un estercolero. ¡  Cuantos problemas  y males  nacen   en   una vida    lejos  de Dios    que no  está protegida  con  estos  dos  sabios y  santos mandamientos  "   No cometerás actos  impuros  "   "  No consentirás  pensamientos ni deseos impuros "  .  Si  es lógico y santo  que  el   varón  sea varón   y la mujer sea mujer, es algo querido e inventado por  Dios, la sexualidad  no es mala,  es  algo  esencial  e intrinseco  al ser humano  y no tiene remedio, ni es contraria a  la ley  de Dios, es un don de Dios. Pero  Dios  quiso  proteger y santificar  -  dignidad   y eficacia  -   en esta alta   misión  de transmitir la vida   y continuar la generación humana. Dios  estableció  un orden en el uso  de la sexualidad  y que el placer  carnal  - sea de pensamiento, palabra  y obra  -   sea solo licito  buscarlo  dentro  de un estuche  que es el matrimonio  encaminado al fin  señalado  por el  Creador:  la transmisión de la  vida humana  junto con la ayuda  mútua   de los esposos.¡ Que  hay de extraño,  cuidar  tesoros  y perlas !. En la vida  no todo es llano,  no sirve  "  el me va o no me va "  "  me gusta o no me gusta "  me apetece  o no me apatece  "  porque  están  dentro y fuera  todos   los límites  y  todas las barreras. La  castidad  es algo  positivo  y   para todos,  es el señorio    sobre la  sexualidad   imponiendo el respeto  y  dominio  del cuerpo en el pensamiento, palabras y acciones,  porque  no somos  bestias  -  o mandas  tú  o manda  el asno  - . La  impureza  y los pecados  destruye muchas   cosas   y tesoros  en el hombre  y hace  perder la sensibilidad  fina del alma   que capacita  para  amar  a Dios  y a los demás. El que no  controla  -  es un descontrolado -   y el pierde la gracia  - es un desgraciado - . Castidad  para  todos y cada  uno en su estado,  a unos Dios  les pide   vivir  en virginidad  o en el celibato, para dedicarse por entero a Dios  con el corazón  indiviso,  a otros  en el matrimonio  o soltería.Los  casados han de   vivir su castidad  conyugal, fieles  a sus  deberes  matrimoniales, -  nunca  anticoncepción  ni esterilización -   los solteros  ejercen  y  la cuidan  en la  continencia  -  virtud  de la castidad - . Todo  está  bién  cuidado   y  protegido  ya no queda  cancha  para  el  desenfreno   ni  libertinaje sexual. Pero  ahí  está  la  alfombrada      cancha  y pista abierta  de tantos y tantos pecados   de acciones,   miradas, pensamientos, consentimientos, deseos, masturbaciones,  fornicaciones,  pornografias,  prostitución,  estupro y actos homosexuales,   vicios  de lujuria, conversaciones  que  se oponen  a  estos  dos mandamientos  de la ley   de Dios, adulterios, poligamias  y amor libre   que vulneran  la integridad  fisica y moral    del ser  humano. Da la impresión   de que  este  es   el motor   del egoismo  que tira  de la sociedad. La  carne, problema  que no  tienen los angelitos,   por  eso firma y anima  Santo  Tomás  "  Es bueno  y santo  que el hombre  viva en la carne pero no según la carne  " .

 

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