SPRICH - WORTEN - 289
" LEX ORANDI ( VII ) "
En nuestras consideraciones sobre la oración con el antiguo método de la " EROTOPROKRISEIS " es decir, de preguntas y respuestas ahora nos toca responder a esta curiosa pregunta ¿ A quién se dirige la oración ? ¿ Cual es el camino de la oración ? . Hay mucho caminos y diversos de oración, según los diferentes contextos históricos, sociales y culturales, pero siempre el camino es dirigirse a Dios Padre, por mediación de Jesucristo, el Hijo, en la unidad del Espíritu Santo. La oración pública y litúrgica de la Iglesia y toda oración personal tiene como meta y término la Santísima Trinidad, identidad de naturaleza y distinción de personas. Como un solo puchero. La referencia a Dios Padre está clara - principio sin principio - y fuente de toda las gracias y de todo bién. La mediación de Jesucristo por su Santísima Humanidad - ora en nosotros, con nosotros y por nosotros - la hemos aprendido de sus labios, toda la oración lleva este sello " Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo - Dios eterno - ". Y la intervención del Espíritu Santo también está clara " El Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene pero el mismo Espíritu - maestro de oración - aboga por nosotros con gemidos inefables....". La oración de la Iglesia - madre y maestra de oración - es el modelo, camino y patrón de toda oración personal para que discurra por ese cauce verdadero de la comunicación con Dios uno y trino, la oración no tiene límites ni fondo. La oración va dirigida a Dios y solo a Dios, por medio de Jesucristo en la unidad del Espíritu Santo. Pero Dios se acomoda a nuestra condición humana y permite usar de la bondad, intercesión, ejemplaridad, causalidad y santidad de sus criaturas para ayudarnos a llegar mas facilmente a Dios por eso interponemos como mediadores a los ángeles y a los santos y de modo singular a la Madre de Dios y a San José para que presenten y avalen nuestras peticiones y necesidades ante Dios, es decir, mediadores secundarios que nos ayuden en nuestro camino hacia Dios. Por eso la Iglesia ama y enseña a rezar a María y rezar con María - la orante perfecta - para alabar " Magnificat " e invocar con ella al Señor, pués María nos " muestra el camino " " Iter para tutum " camino seguro de Cristo. Así reza la Iglesia a María con infinitos cantos, oraciones e himnos como el " Ave maría " y el " Santo Rosario " , el himno " Akathistos " " Panagia " " Paráclisis " que brotan de las diversas tradiciones cristianas. Es decir, de " María, numquam satis " de " María, nada ni nunca es demasiado ".
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