miércoles, 7 de diciembre de 2022

                                                            SPRICH    -  WORTEN   - 388

                                                     "PRAXEIS TON APOSTOLON  "  N.-º  79

                             "    NAUFRAGIO  Y  RESCATE  " "  ESTANCIA EN MALTA "

Después   de sacudidos  y mareados   todos lo tripulantes  de la nave  cuando se hizo   de dia  no reconocían  la tierra  -   estuve   algunos   años  nevegando    y cuando llegas a tierra   despúés   tanto zarandeo    todavía    se te sigue moviendo el  suelo  -  ;  solo divisaban  una  ensenada   con su playa,  hacia la que  pensaban empujar  la nave, si fuera  posible. Soltaron las anclas   para dejarlas  caer al mar  y aflojaron simultaneamente   las amarras   de los timones. Izaron  después  la vela   de proa  y empujados  por la brisa  se dirigieron   hacia la playa. Pero   al   tropezar    contra un bando  de arena,  bañados   a ambos lados  por el mar, encalló  la nave, de modo  que   la proa, clavada  quedó  inmovil, mientras  que la popa  se deshacía  por  la violencia   de las olas. Los soldados  decidieron    entonces  matar  a los presos, por si alguno  escapaba a nado;  pero el centurión, que   deseaba salvar a Pablo, les prohibió tal resolución  y mandó  que los que   sabían nadar fueran los primeros en echarse  al  agua  para ganar la orilla y que los demás  lo hicieran   unos sobre    tablas    y  otros  con restos   de la nave. De  este modo  todos llegaron   a salvo  a tierra. Una vez a salvo, supimos   que la  isla se llamaba Malta. Los nativos  tuvieron  con nosotros  una  humanidad  poco común. Hicieron   una hoguera , a causa   de la lluvia  que caía  y del frio  y  nos recibieron a todos. Pablo había reunido  un motón  de ramas secas  y al colocarlas  en la hoguera, una víbora  que huía  del calor  le mordió  en la mano. Cuando los nativos vieron  al animal  colgando de su mano, se dijeron unos a otros: Seguramente este hombre es un asesino  que, aúnque ha escapado   del mar, la Justicia  no le permite vivir. Entonces  Pablo sacudió  el animal  sobre el fuego  y no sufrió  daño alguno. Esperaban ellos que se hinchara  o cayera muerto  de repente. Pero después   de esperar  un tiempo y ver  que nada malo  le ocurría, cambiaron  de parecer  y decían  que era un dios. Por aquellos lugares  tenía  propiedades el hombre  principal   de la isla , llamado  Publio, que nos acogió y  hospedó  amablemente tres dias. Coincidió  que   el padre de Publio  se hallaba en cama, aquejado de una  disentería. Pablo  entró a verle, oró,  le impuso las manos  y le curó. Como había    ocurrido  esto,  se presentaron  también  otros  enfermos  de la isla  y fueron curados. Nos trataron  con todo tipo  de consideraciones  y cuando  nos embarcamos  nos facilitaron  todo lo necesario. Los  naufragios  todos tienen  de común   la  nave  y   el mar, pero todos son  diferentes  e irrepetibles    a causa  del   tiempo  y los caprichos  del mar.

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