SPRICH - WORTEN - 388
"PRAXEIS TON APOSTOLON " N.-º 79
" NAUFRAGIO Y RESCATE " " ESTANCIA EN MALTA "
Después de sacudidos y mareados todos lo tripulantes de la nave cuando se hizo de dia no reconocían la tierra - estuve algunos años nevegando y cuando llegas a tierra despúés tanto zarandeo todavía se te sigue moviendo el suelo - ; solo divisaban una ensenada con su playa, hacia la que pensaban empujar la nave, si fuera posible. Soltaron las anclas para dejarlas caer al mar y aflojaron simultaneamente las amarras de los timones. Izaron después la vela de proa y empujados por la brisa se dirigieron hacia la playa. Pero al tropezar contra un bando de arena, bañados a ambos lados por el mar, encalló la nave, de modo que la proa, clavada quedó inmovil, mientras que la popa se deshacía por la violencia de las olas. Los soldados decidieron entonces matar a los presos, por si alguno escapaba a nado; pero el centurión, que deseaba salvar a Pablo, les prohibió tal resolución y mandó que los que sabían nadar fueran los primeros en echarse al agua para ganar la orilla y que los demás lo hicieran unos sobre tablas y otros con restos de la nave. De este modo todos llegaron a salvo a tierra. Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Los nativos tuvieron con nosotros una humanidad poco común. Hicieron una hoguera , a causa de la lluvia que caía y del frio y nos recibieron a todos. Pablo había reunido un motón de ramas secas y al colocarlas en la hoguera, una víbora que huía del calor le mordió en la mano. Cuando los nativos vieron al animal colgando de su mano, se dijeron unos a otros: Seguramente este hombre es un asesino que, aúnque ha escapado del mar, la Justicia no le permite vivir. Entonces Pablo sacudió el animal sobre el fuego y no sufrió daño alguno. Esperaban ellos que se hinchara o cayera muerto de repente. Pero después de esperar un tiempo y ver que nada malo le ocurría, cambiaron de parecer y decían que era un dios. Por aquellos lugares tenía propiedades el hombre principal de la isla , llamado Publio, que nos acogió y hospedó amablemente tres dias. Coincidió que el padre de Publio se hallaba en cama, aquejado de una disentería. Pablo entró a verle, oró, le impuso las manos y le curó. Como había ocurrido esto, se presentaron también otros enfermos de la isla y fueron curados. Nos trataron con todo tipo de consideraciones y cuando nos embarcamos nos facilitaron todo lo necesario. Los naufragios todos tienen de común la nave y el mar, pero todos son diferentes e irrepetibles a causa del tiempo y los caprichos del mar.
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