lunes, 19 de diciembre de 2022

                                                             SPRICH   - WORTEN   - 404

                                                        "  CORPUS  PAULINUM  "  N.-13." 

    "     SEGUNDA CARTA  -  PROS TESALONIKEIS  -    A LOS TESALONICENSES..  "  

                                                            "  EL JUICIO DE DIOS " 

Antes   de entrar en el  cuerpo    de la   Segunda carta   a los Tesalonicenses   me gusta  colocar   una   chiquita  noticia  básica   de la  doctrina  cristiana: El  Señor  es justo  y retribuirá  a cada uno   según sus  obras. Obras, pensamientos,   deseos, intenciones  y mas   profundidades  del  alma y del corazón. Va  a   fregar  y a    limpiar     bién  de verdad. Todas  las heridas  del corazón  y  del alma.  La  realidad  de la sentencia  o del castigo  no es  el primer motivo  para ser fieles  a Dios  -  debe serlo el amor  -, pero tampoco ha de olvidarse que quién  se aparta voluntariamente    de  Dios  mediante el pecado mortal  y muere  sin arrepentirse  permanecerá  eternamente separado   de Dios. Es verdad  Dios  es Padre  infinitamente   bueno, misericordioso  y siempre dispuesto al perdón  pero  no olvidemos  que es infinitamente    justo  y nos pone  el  " salto "   muy alto  la santidad  personal. No olvidemos  que  en este  mundo  está  el deseo  de la  "  Dolce vita  "     pero   también  está  el " Infierno "  ¡ Si  todavía  no hemos  hecho carrerilla para saltar ! . Empieza el protocolo  de la carta  con un saludo  de Pablo,  Silvano  y Timoteo, a la Iglesia  de Tesalónica, en Dios nuestro Padre  y en el Señor  Jesucristo: la gracia  y la paz  estén  con vosotros de parte de Dios Padre  y del Señor Jesucristo  -   la paz  y la gracia  son antagónicas  del pecado  -.  Debemos  dar gracias  a Dios  en todo  momento  por vosotros, hermanos,   como es justo, porque  vuestra  fe  crece   de modo extraordinario   y rebosa  la caridad  de unos con otros, hasta   el punto  de que  nos gloriamos  de vosotros  en las iglesias   de Dios  por vuestra  paciencia  y fe  en todas  las persecuciones  y tribulaciones  que soportais. ¡  El  fruto  y éxito  del alumno  pone de manifiesto  el   buén trabajo  del maestro ! .  Seguimos   la carta    " Ad litteram  ":   Esto es señal   del justo juicio  de Dios, en el que  sois   estimados  dignos   del Reino  de Dios, por   el que ahora  padeceis  ¡   Dios nos ha introducido  en este  reino  eterno   mediante el sufrimiento !.  En efecto, a los ojos   de Dios  es justo  castigar  con aflición  a quienes  os afligen  y persiguen  y a vosotros  que ahora sois   atribulados, premiaros  con el descanso  en compañia   nuestra, cuando el Señor  Jesús  se manifieste  desde el Cielo  con los   ángles de su poder  -  Parousia  -  en medio  de llamas  de fuego  y tome  venganza   de los que  no conocen  a Dios  ni obedecen  el Evangelio   de nuestro Señor Jesús. Estos  serán castigados  con una pena eterna, alejados   de la presencia    del Señor  y de la gloria    de su poder, cuando  él venga  aquel dia  para ser glorificado  en sus santos  y para   mostrarse  admirable  en todos  los que  creyeron  - pués  vosotros  habeis  creido  nuestro testimonio  -  sentencia  final  y suerte dispar  inapelable  -.  Por eso también oramos en todo momento   por vosotros, para que  nuestro Dios  os haga  dignos   de su vocación, y con  su poder  haga realidad  todos  vuestros deseos  de hacer el bién  y de  practicar la fe, para que  así  el nombre  de nuestro Señor  Jesús  sea glorificado  en vosotros  y vosotros  en él, según  la gracia    de Jesucristo, nuestro Dios  y Señor. El  tema central  de  la carta    gira  en torno  al   momento    de la  segunda  venida   del Señor  -  Parousia  - . Les  anima  a pensar    en medio  de los sufrimientos  y   tribulaciones   que padecen  a   poner el pensamiento   en la  esperanza      de  la  "  Parousia "   que  es  un ingrediente   fundamental   y    principal   de la vida humana. Vale  la pena repetirlo  aúnque   parece   paradójica  y    lejana  al final   de lo tiempos  la  " Parousía  "     pero   para todos los  hombres  está a la vuelta   de la  esquina  en el  momento de  nuestra muerte,  donde  se descifrará  la  existencia  de cada uno. Nos  amonesta  San  Pablo  para que llevemos ya desde ahora   una  vida  sobria, justa, santa  y   digna  de Dios  para  paliar  y  endulzar  la sentencia    del juicio  de Dios   en la  " Parousia   final    ".    


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