viernes, 13 de enero de 2023

                                                                   SPRICH    -WORTEN  -  442

                                                                  "CORPUS  PÀULINUM "  Nº.- 6

                    "        SEGUNDA CARTA  - PROS KORINTHIOUS  - A LOS CORINTIOS  " 

                            "  GRANDEZA Y ESPLENDOR   DEL MINISTERIO APOSTÓLICO "

No  es posible  pensar   en  algún  trabajo mas  hermoso  y generoso   que la evangelización   ni en nada     que  sea   de  mas provechoso    al hombre. Pero  no es para mí   un orgullo  - dice Pablo -   sino  mi  misión  y obligación  - oportune  et importune -  a tiempo a destiempo ¡ Ay de mí si no  predicara !. San Pablo  aduce tres  razones  para avalar  la dignidad  y grandeza   del ministerio apostólico:  pertenece a la Nueva Alianza  " Id  y predicad "   a las  almas y corazones  que   salgan a los balcones   para  escuchar  el anuncio del Evangelio   que supera  las  tablas de piedra  de la Antigua Alianza;  que tiene  mayor  esplendor y gloria  que el de Moisés  y se basa  en el Espíritu  de la verdad  y la libertad  y no  en el texto escrito en piedra que necesita ser desvelado. La enseñanza final  es  clara: en Cristo, por el Espíritu Santo, podemos  participar  de la vida divina. Así como el rostro de Moisés reflejaba  la gloria  de Dios,   tras estar con El  en el Sinaí, los cristianos reflejan  en su vida  la gloria  de Cristo, al que  contemplan  mediante la fe. Escuchamos  al Espíritu Santo  que  dicta  e inspira  la carta  de Pablo:  ¿ Comenzamos  de nuevo   a recomendarnos  a nosotros mismos ?  ¿ O acaso  necesitamos, como algunos,   cartas de recomendación  para vosotros  o  de vuestra parte ? . Nuestra carta   sois vosotros, escrita  en nuestros corazones, conocida y leida   por todos los  hombres, pués   es notorio  que sois  una carta  de  Cristo, redactada  por  nuestro  ministerio  y escritas  no con tinta  sino con el  Espíritu  de Dios  vivo;  no en tablas   de piedra  sino  en tablas  que son  corazones de carne. Y esta confianza la tenemos por Cristo ante Dios.  No es que por nosotros seamos capaces  de pensar  algo  como propio nuestro, sino que  nuestra  capacidad  viene de Dios, el cual también nos hizo  idóneos  para ser ministros   de una  nueva alianza, no de la letra, sino del Espíritu; porque  la letra mata, pero  el Espíritu da vida. Pués si el ministerio  de muerte,  grabado  con letras  sobre piedras, resultó  glorioso, hasta el punto  de que los  hijos de Israel  no podían fijar su vista  en el rostro de Moisés  a causa  de la gloria  de su rostro, que era perecedera ¿ Con cuánta mayor  razón  será más  glorioso  el ministerio  del Espíritu ? . Porque  si el  ministerio  de la  condenación  fué glorioso, mucho más abunda  en gloria  el ministerio  de la justicia. Y  verdaderamente, aquella   glorificación   de ser gloriosa  en comparación con esta  gloria  eminente. .Porque  si  lo perecedero  pasó  por un momento  de gloria,  con mucha mas razón lo duradero  permanecerá  en gloria. Teniendo, pués,  esta esperanza, procedemos completamente confiados, y no como Moisés, que se ponía  un velo  sobre la cara   para que los hijos   de Israel  no se fijasen  en el final  de lo que  esta  destinado  a perecer. Pero sus  inteligencias  se  embotaron. En efecto, hasta el dia de hoy perdura  en la lectura  del antiguo testamento  ese mismo  velo, sin haberse  descorrido, porque  sólo en Cristo  desaparece;  verdaderamente, hasta hoy,  siempre que se lee a Moisés, está puesto  un velo sobre sus corazones;  pero cuando se conviertan al Señor, será  quitado el velo. El Señor es Espíritu y donde  está el Espíritu  del Señor  hay libertad. Todos nosotros, que con rostro  descubierto  reflejamos  como en un espejo  la gloria del Señor, vamos  siendo  transformados en su misma  imagen, cada vez mas gloriosos, conforme obra  en nosotros el Espíritu  del Señor. Todavía  hoy está el mismo  y  único   peligro   "  la incredulidad  ",    es decir,   el dios  de este mundo  que ciega   la inteligencia  de los hombres  para que no vean  la luz  del Evangelio. El mundo  está   y sigue  con el  ciego  y  viejo Pablo  del caballo  y no con el  Pablo  del  espíritu  del  Evangelio.

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