lunes, 27 de febrero de 2023

                                                               SPRICH   -WORTEN  -   521

                                                               " CORPUS PAULINUM " Nº.-  7

                                  " EPISTOLE  PROS   ROMAIOUS-CARTA A LOS ROMANOS " 

                                   "  LOS CRISTIANOS    LIBRES  DE LA LEY " " LUCHA  INTERIOR "

Nos  aporta  San Ireneo   "  La bondad   de la Ley  radicaba  en que era  " profecía y  pedagogia   de las realidades venideras. La Ley  fué un don de Dios, según  el orden  establecido  por la sabiduria divina; prohibía  los males, ayudaba a conocer  los deberes  y preparaba  la  venida   del Redentor. Pero era insuficiente, porque  no  proporcionaba  los medios  para vencer  al pecado. Dios  quiere  que le sirvamos  voluntariamente, no por miedo  al castigo  sino  por amor  filial. Dios, aúnque nacemos  " proni  ad peccatum "  " inclinados al pecado  " -   nos ha dado  la gracia  o  capacidad   de  amar  y  nuestro  trabajo  en hacer que germine  en nosotros   esta  chispa  o semilla    de vida eterna. Pero   disfrutemos   de  otra lección  de Pablo  para  fundamentar  nuestra fe:  ¿ No sabéis, hermanos  -  hablo a quienes  conocen la Ley    -  que la Ley domina al hombre que vive ?.     En efecto,  la mujer  casada  está ligada  por la ley  al marido mientras él vive; pero  si el marido  muere, queda libre   de la ley   del marido. Por lo tanto,  mientras vive el marido. será considerada adúltera  si se une  a otro hombre; pero si  hubiera   muerto el marido, es libre  de la ley  y no es  adúltera  si se une  a otro hombre. Así  pués, hermanos  mios,  también  vosotros  habéis muerto para la Ley  por medio  del cuerpo   de Cristo, para llegar a ser  de otro  -  del que  fué resucitado    de entre los muertos  -  a fin de que dar  fruto  para Dios. Cuando estábamos  en la carne, las pasiones de los  pecados, ocasionados  por la Ley, obraban  en nuestros miembros  dando  frutos  para la muerte; ahora, muertos  la Ley  en la que estábamos presos, hemos sido  liberados  para servir con un espíritu   nuevo  y no  según   la antigua  letra.  ¿ Qué diremos, entonces ?   ¿ Que la Ley es pecado ? ¡ De ninguna manera  ! . Sin embargo,  yo conocí  el pecado  más  que através de  la Ley;  porque no  habria  conocido  la concupiscencia, si   la Ley no dijese: No  desearás. El pecado , aprovechando  la ocasión,  produjo  en mí  por medio   de los preceptos todo  género   de concupiscencia; porque  sin Ley  el pecado  esta muerto. Yo también, durante  algún tiempo, vivía  sin Ley, hasta  que llegó  el precepto  y revivió el pecado y yo quedé muerto y el precepto  dado para la vida, ese mismo  se convirtió  para mí en instrumento  de muerte. Pues el pecado,  aprovechando la ocasión, me  sedujo  por medio  del precepto  y por medio  de él me dió la muerte. Así que la Ley  es santa  y el precepto es santo, justo  y bueno. Entonces ¿ Lo que es bueno se ha convertido  en muerte para mí ? ¡ De ninguna manera !  Pero el pecado, para  mostrarse  como tal, produjo en mí  la muerte  por medio  del bién, para que  el pecado  llegase a su colmo  por medio  del precepto. Sabemos que la Ley  es espiritual;  pero yo soy carnal, vendido  como esclavo  al pecado. Porque  no logro  entender  lo que hago;    pues  lo que quiero no lo hago; en cambio,   lo que  detesto  lo hago. Y  si hago  precisamente  lo que no quiero, reconozco  que la Ley  es buena. Pues  ahora  no soy yo quién  hace esto, sino el pecado que habita en mí. Porque  sé que en mí,  es decir,  en mi carne, no habita el bién;  pues querer el bién está a mí  alcance, pero  ponerlo  por obra no. Porque  no hago el bién que quiero, sino el mal que no quiero. Y si yo hago  lo que no quiero, no soy  yo quién  lo realiza, sin o el pecado  que habita en mí. Así pues,   al querer yo hacer el bién  encuentro esta Ley:  que el mal está en mí;  pués me complazco en la Ley   de Dios según el hombre interior, pero veo otra   Ley en mis miembros  que lucha   conta la  ley  de mi espíritu  y me esclaviza  bajo la ley  del pecado  que está en mis miembros. ¡Infeliz   de mi ! ¿ Quién me librará  de este cuerpo  de muerte ?    Gracias sean dadas a Dios  por Jesucristo  Señor  nuestro.... Así pues, yo mismo  sirvo   con el espíritu   a la ley  de Dios, pero  con la  carne  a la ley del pecado. Nota  bene:   Recojo  una aportación    del Catecismo   de la Iglesia Católica: "  La expresión  " ley del pecado  que  está  en mis miembros, subraya  la personal  fragilidad   que experimenta  el hombre. La  via nueva  recibida  en la  iniciación  cristiana no  suprimió la fragilidad  y la debilidad   de la naturaleza humana, ni la inclinación al pecado".   La  gracia santificante  nos perdona  los pecados, nos  hace intrinsecamente  justos  - santos  -  y agradables a Dios  y    nos capacita   para obrar el bién.  Experimentamos  la inclinación al  pecado,  pero somos libres  y en  nuestras  manos   está corresponder  a la gracia. Dice  San Juan Crisóstomo:    Nuestros  antiguos pecados han sido  eliminados  por obra   de la gracia. Ahora, para permanecer   muertos  al pecado  después del Bautismo, se precisa  el esfuerzo  personal  aunque  la gracia  de Dios  continúe  ayudándonos poderosamente. 

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