SPRICH -WORTEN -485
" CORPUS PAULINUM " N.- 4
"EPISTOLE PROS KOLASSAEIS - A LOS COLOSENSES "
" LA VIDA NUEVA EN CRISTO " " BUSCAR LAS COSAS DE ARRIBA "
" Plenitudo legis est amor ...." El amor y la caridad es la plenitud de la ley, el amor es el vínculo de la perfección. La nueva vida en Cristo es el amor, el hombre nuevo - el cristiano - vive la vida con las características y manifestaciones diversas del amor buscando a Dios en todo lo que hace. Es una vida llena de virtudes humanas y sobrenaturales. Si hay una vida nueva en Cristo, las funciones del padre, de la madre y de los hijos también adquieren un sentido nuevo. Es dificil de entender y vivir este nuevo modo de vida de familia para los que no hayan sido llamados a esta vida de la gracia y del espíritu. Este " intercambio educativo " entre padres e hijos donde cada uno da y recibe. Amor, respeto, obediencia, servicio, humildad, trabajo, libertad, alegría, gratitud y demás virtudes domésticas y familiares para formar una auténtica familia humana y cristiana. Esto descubre San Josemáría en esta nueva vida cristiana: " Os aseguro que cuando un cristiano desempeña con amor lo intranscendente de las acciones diarias, aquello rebosa de la transcendencia de Dios. En la línea del horizonte parece unirse el cielo con la tierra, pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando vivís santamente la vida ordinaria de familia ". Seguimos " ad litteram las enseñanzas y doctrina de Pablo: Así pues, si habéis resucitado con Cristo , buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; sentid las cosas de arriba, no las de la tierra. Pues habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida se manifieste, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él. Mortificad, pues, lo que hay de terrestre en vuestros miembros: la fornicación, la impureza, las pasiones, la concupiscencia mala y la avaricia que es una idolatría. Por ellas viene la ira de Dios sobre los hijos de la incredulidad. También vosotros las practicásteis en otro tiempo, cuando vivíais en ellas. Ahora, sin embargo, desechad también vosotros todas esas cosas: la ira, la indignación, la malicia, la blasfemia y la conversación deshonesta en vuestros labios. No os engañéis unos a otros, ya que os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras y os habéis revestido del hombre nuevo, que se renueva para lograr un conocimiento pleno según la imagen de su creador, para quién no hay griego o judio, circuncisión o no circuncisión, bárbaro o escita, siervo o libre, sino Cristo es todo en todos. Por tanto, como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga queja contra otro; como el Señor os ha perdonado, hacedlo así también vosotros. Sobre todo, revestíos con la caridad, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo se adueñe de vuestros corazones: a ella habéis sido llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos, que la palabra de Cristo habitó en vosotros abundantemente. Enseñaos con la verdadera sabiduría, animaos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando agradecidos en vuestros corazones. Y todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres: estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos: amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas. Hijos: obedeced en todo a vuestros padres, pués esto es agradable al Señor. Padres: no excedais al reprender a vuestros hijos, no sea que se vuelvan pusilánimes. Siervos: obedeced en todos a vuestros amos de la tierra, no solo para que os vean, como quién busca complacer a los hombres, sino con sinceridad de corazón y con temor del Señór. Todo cuanto hagáis hacedlo de corazón, como hecho para el Señor y no para los hombres, sabiendo que recibiréis del Señor el premio de la herencia. Servid a Cristo, el Señor. Porque el que obra injustamente recibirá lo merecido por la injusticia que hizo, ya que no hay acepción de personas. Nota bene: Apunta San Ignacio de Loyola: " El discípulo de Cristo posee un nuevo y más perfecto conocimiento Dios y del mundo, ve las cosas con una perspectiva más alta, con visión sobrenatural, que no es sino - dejarse mover y poseer por la poderosa mano del autor de todo bién - ".
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