SPRICH - WORTEN - 519
" CORPUS PAULINUM " N.-º 6
"EPISTOLE PROS ROMAIOUS - CARTA A LOS ROMANOS "
" EL BAUTISMO "
Para reparar nuestra pobre y fallida herencia Dios puso el arreglo y la contrapartida con el invento o institución del sacramento del Bautismo, el poder omnipotente de la fe y de la gracia que nos devuelve el antiguo poder, toda la fuerza para vencer al Maligno y a la muerte, grandeza, filiación divina, herencia eterna, realeza, riqueza y promesa hecha a nuestros padres. Pablo revuelve las entrañas, la esencia y la enjundia mas íntima - sopla en el rescoldo casi apagado de nuestra mas profunda intimidad cristiana - de la doctrina que configura la vida cristiana: el pecado y la justificación por la gracia. Doctrina, no para saberla o discutirla, con frivolas polémicas sino para vivirlas - miembros vivos, no muertos - motorizados por la savia de la fe y de la gracia sobrenatural y permanente que solo interrumpe su vitalidad y fuerza por el pecado Así como el pecado entró en el mundo por obra de quién representaba a toda la humanidad, así también la justicia - la gracia y la santidad - nos llega a todos por un solo hombre, por el " nuevo Adán, Jesucristo " " el primogénito de toda criatura " " cabeza del cuerpo que es la iglesia ". Por el Bautismo, la redención llega a cada uno y nos libra del dominio del pecado. En nosotros se reproduce entonces la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Cristo por la inmersión en el agua y también la vida nueva. El Bautismo es para nosotros lo que la cruz y la sepultura fueron para Cristo. Pero gocemos una vez más de las lecciones de Pablo: ¿ Y qué diremos ? ¿ Tendremos que permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique ? ¡ De ninguna manera ! Los que hemos muerto al pecado ¿ Cómo vamos a vivir todavía en él ? ¿ No sabeis que cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados para unirnos a su muerte ? Pues fuimos sepultados juntamente con él mediante el bautismo para unirnos a su muerte, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en una vida nueva. Porque se hemos sido injertados en él con una muerte como la suya, también lo seremos con una resurrección como la suya, sabiendo esto: que nuestro hombre viejo fué crucificado con él, para que fuera destruido el cuerpo del pecado, a fin de que ya nunca más sirvamos al pecado. Quién muere queda libre del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, porque sabemos que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque lo que murió, murió de una vez para siempre al pecado; pero lo que vive, vive para Dios . De la misma manera, también vosotros debéis consideraros muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Por lo tanto, que no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus concupiscencias, ni ofrezcáis vuestros miembros al pecado como armas de injusticia; al contrario, ofreceos vosotros mismos a Dios como quienes, muertos, han vuelto a la vida y convertid vuestros miembros en armas de justicia para Dios; porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, ya que no estáis bajo la Ley sino bajo la gracia. Entonces ¿ Qué ? ¿ Pecaremos, ya que no estamos bajo la Ley sino bajo la gracia ? De ninguna manera. ¿ Es que que no sabéis que si os ofrecéis vosotros mismos como esclavos para obedecer a alguién, quedáis como esclavos de aquel a quién obedecéis, bién del pecado para la muerte, bién de la obediencia para la justicia ? Pero, gracias a Dios, vosotros, que fuísteis esclavos del pecado. obedecísteis de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis confiados y liberados del pecado, os hicisteis siervos de la justicia. Hablo a lo humano en atención a la flaqueza de vuestra carne Igual que ofrecisteis vuestros miembros al servicio de la impureza y de la iniquidad para cometer iniquidades, ofreced ahora vuestros miembros al servicio de la justicia para la santidad. Cuando erais esclavos del pecado, estabais libres respecto de la justicia. ¿ Qué fruto obteníais entonces de esas cosas que ahora os avergüenzan ? Pues tu final es la muerte. Ahora, en cambio, liberados del pecado y hechos siervos de Dios, dais vuestro fruto para la santidad; y tenéis como fin la vida eterna. Pues el salario del pecado es la muerte; en cambio, el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Nota bene: " Agnosce, christiane, dignitatem tuam " " Reconoce, cristiano, vive y agradece, mientras tienes tiempo, la altísima dignidad y categoría de ser Hijo de Dios y heredero del Cielo - coherencia y sensatez - y basta. No llega el tiempo ni la eternidad para agradecer tal categoría.
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