viernes, 3 de febrero de 2023

                                                           SPRICH   - WORTEN   - 471

                                                          " CORPUS PAULINUM"   Nº.-  6

                             "EPISTOLE  PROS EPHESIOUS  "  A LOS EFESIOS "

                         "  LAS ARMAS  DE LA   ASCÉTICA  "   "  CONCLUSIÓN  "  

Los gravísimos   deberes    de los padres  en la educación    de los hijos  lo   pretenden solucionar   y zanjar la cuestión   de raiz  con leyes  paganas y marxistas  quitando  los hijos    a los padres  para ser educados  por  la  Ideologia.  Mientras  que el   Concilio  Vaticano  II   en el   "  Gravissimum  munus   educationis  "  " Importancia  gravisima   -  momentum  -     de la  educación   responsable   de los hijos  por parte  de los padres  que dice así : "  Es,   pués, un deber  de los padres  crear  un ambiente   de familia  -  no a la deriva  en la calle  y mucho menos  en manos de los gobernantes  de turno  -    animado  por el amor,  por la piedad  hacia Dios  y hacia  los hombres, que favorezca  la educación  integra, personal  y social   de los hijos  ".  El Apóstol    concluye    la carta  animando  a los fieles   en su lucha  contra el mal  y recordándoles   que disponen   de las armas  para triunfar. Empleando la imagen   de la armadura militar, el Apóstol  invita  a todos  a revestirse de  la  coraza  y protección   divina  y exhorta  a la perseverancia en la oración. Pero  escuchemos  la  lección   magistral  y    final   de la carta:   Hijos:  obedeced  a vuestros padres en el Señor, porque esto   es lo justo. Honra a tu padre  y a tu madre. ( Hoy   la   Ideologia  crea los problemas  y las irregularidades   "   contra    naturam "     y luego  trata de  parchearlo  con leyes y decretos  "  ad casum  "  ).  Este es el primer mandamiento  con promesa:  para que te vaya bién  y vivas  largo tiempo  en la tierra. Padres: no  irritéis  a vuestros hijos; antes bién, educarlos  en la doctrina  y enseñanzas  del Señor.  Siervos: obedeced  a los amos  de la tierra, con temor   y respeto,  como si fuera  a   Cristo, con sencillez   de corazón; no  para que   os vean, como quién  busca complacer  a los hombres, sino  como siervos  de Cristo  que hacen de corazón  la voluntad   de Dios, sirviendo  de buena gana, como  quién sirve  al Señor  y no a los hombres; ( servir a Dios  suena  a amor,  libertad  y alegría, servir a los hombres  suena a  servilismo,  pataleo  y esclavitud );  conscientes   de que cada uno, sea siervo   o sea libre será recompensado por el Señor  según el bién  que haya hecho. Y vosotros, amos,  haced  los mismo  con ellos, dejando las amenazas, conscientes  de que el Señor de los cielos  es el Señor  vuestro  y de ellos  y que  no hace  acepción   de personas ( tiene  una sola categoría  de trato:  como hijos de Dios ). Por lo demás, reconfortaos  en el Señor  y en la fuerza   de su poder, revestíos   con la armadura   de Dios  para que   podáis  resistir  las insidias  del diablo, porque  no es nuestra  lucha  contra  la sangre  o la carne, sino  contra  los principados, las potestades, las  dominaciones   de este mundo  de tinieblas  y contra  los espíritus   malignos  que están  en los aires ( fuerzas  del mal  que pretenden mantener   a la humanidad  alejada   de   Cristo ). Por eso,  poneos la armadura  de Dios  para que podáis  resistir  en el dia  malo  y tras  vencer en todo, permanezcáis firmes. Así pues, estad firmes,  ceñidos  en la cintura  con la verdad, revestídos de la coraza  de la justicia  y calzados  los piés, prontos  para proclamar  el evangelio   de la paz;  tomando  en todo  momento el escudo  de la fe, con el que podáis apagar  los dardos  encendidos del Maligno. Recibid  también el yelmo   de la salvación  y la espada  del Espíritu, que  es la palabra de Dios, mediante oraciones  y súplicas, orando  en todo tiempo  movidos  por el Espíritu, vigilando  además  con toda  constancia y súplica  por todos  los santos  y también  por mí,  para que,   cuando hable, me sea  dada  la palabra  para dar a conocer con libertad  el misterio  del Evangelio  del que  soy mensajero, aunque encadenado, y que  pueda  hablar  de él  libremente  y anunciarlo como debo. Para que  también  vosotros  sepáis  que es de mí  y cómo  me encuentro,  todo os lo  hará  saber Tíquico, hermano  querido  y fiel servidor  en el Señor, a quién  os envio  para esto mismo, para que sepáis   de nosotros  y  consuele vuestros corazónes.  La paz  esté  con los hermanos  y  el  amor  acompañado  de la fe,  de parte   de Dios Padre  y del Señor  Jesucristo. La  gracia  esté  con todos  los que  aman  a  nuestro Señor  Jesucristo   con  amor incorruptible.

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