lunes, 30 de septiembre de 2019

DOXOKALIA - 85
















                                                 DOXOKALIA   -  85







EL RINCON DE MANOLO: TO ORGANON : Prelude en F menor ( BWV 534 )...




CIRILO DE JERUSALEN


Cirilo, natural de Jerusalén, sufrió tres veces el destierro por defender la ortodoxia lo mismo que Atanasio fué exiliado seis veces. Por su categoría y valer el mismo Obispo Acacio - arriano - eusebiano - lo nombró Obispo metropolitano de Jerusalén. Asistió al Concilio de Constantinopla en el año 381 no por impulso teológico sino porque está muy sacudido y afectado por los bandos y obscuridades de los “ arrianos, semiarrianos, hmoioousianos, pneumatomakos, y macedonios .” Por desavenencias disciplinares – no doctrinales- con Acacio de Cesarea, por luchas hegemonicas, divisiones, limites y disciplina lo destituye de su cargo, pero en un vaiven de partidos se celebró un sinodo en Jerusalén y depusieron a Acacio por sus doctrinas heréticas. Con la llegada del emperador Constancio que se adhirio a la doctrina “ homoiana “ de Acacio, Cirilo debió partir de nuevo al exilio por poco tiempo porque con el emperador Juliano desinteresado por las controversias eclesiásticas y teológicas el “ Apostata “ permitió que todos los exiliados regresaran de nuevo. Pero al llegar al trono el emperador Valente que seguía la política – homoiana - de Constancio sentenció el destierro por tercera vez de Cirilo de Jerusalen ahora durante cinco años. Evidentemente con Teodosio el Grande y el triunfo de la doctrina de Nicea, Cirilo regresó a Jerusalén donde vivió una vida - cuasitranquila - hasta su muerte en el año 387. Sus obras no son escritos dogmaticos, sino instrucciones y enseñanzas catequéticas que impartió durante la Cuaresma y en tiempo pascual a los bautizados, catecumenos y neofitos. Metidos ya de lleno en nuestro recorrido por la Patrologia vamos oliendo los elementos y componentes que configuraron el marco de la historia en los primeros siglos despues de la paz constantiniana: la ideologia y las luchas fratricidas de los hijos de Constantino, la borrascosa y agitada situación de bandos y partidos políticos, eclesiásticos, usurpadores, batallas internas y fronterizas, doctrinas y herejias, condenas, destierros, sinodos, grandes Concilios, definiciones y declaraciones de la ortodoxia, altos jerarcas formados en las mejores escuelas, sedes episcopales, partidarios del emperador que ya vivían aquel axioma moderno “ Cuius regio, eius religio ….” Según sea el mandante así se baila. Estos son los ingredientes junto con los problemas cristologícos y trinitatrios y cuestiones disciplinarias que exigían grandes pastores, catequetas, exégetas, asceticos y santos como Cirilo de Jerusalén...

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