martes, 8 de octubre de 2019

DOXOKALIA - 105


















                                             DOXOKALIA  - 105







EL RINCON DE MANOLO: TO ORGANON : Variedades XI de Mozart




MONACATOS, CENOBIOS Y CLAUSTROS



En este planeta en que vivimos no es posible que haya relaciones y comunicaciones mas grandes ni mas intimas que estos interlocutores: Hombre y Dios. A los reclamos y salidas amorosas de Dios hacia los hombres - multifariis et diversis modis - muchas veces y de diversos modos: Revelación, Alianzas, Promesas, Escrituras, Pueblo, Encarnación, Muerte, Resurrección, Cielo o relación definitiva, gozosa y última, suprema y eterna, siempre los hombres han intentado dar polimorfas y variadas respuestas y ahora en estos siglos III y IV con una estructura de vida conocida como monacatos, cenobios y claustros. Hoy hemos descubierto que nos podemos poner en relacion y amistad con Dios cada uno personalmente y desde la vida ordinaria y desde la calle. Los monacatos, cenobios y claustros son modos de vida, formas neotestamentarias nacidas por amor a Dios y con ganas de perfección y de santidad, para conocer, amar, vivir y responder a las exigencias del Evangelio con coherencia y unidad de vida. Son modos de vida o ideales paleocristianos cuya esencia o marco consiste en el “ contemptus mundi “ retirada o alejamiento del mundo o medio exterior. Ya tenemos en el arranque e inicios de la historia cristiana una concepción falsa y errónea, una división, dos clases de hombres, de primera y segunda división, los privilegiados, los llamados a la santidad y el pelotón, los del claustro o convento y los de la calle. Así estructurada rodó la historia durante 20 siglos tomando respiro en el siglo XIII con las Ordenes religiosas nacidas para defender la doctrina, ejercer la caridad y la enseñanza y santificarse viviendo los votos de pobreza, castidad y obediencia. Lo esencial es el “ contemptus mundi “ huida del mundo, desiertos, cenobios, convento y claustros. No es crítica sino análisis de la historia. Todas estas vocaciones del desierto, cenobios, conventos, claustros y todas las ordenes religiosas han sido, son y serán siempre santas y laudabilísimas, pero el resto, el pelotón y los de fuera, los del mundo , los de a pié, los de la calle, los cristianos corrientes, los de segunda división, la mayoría restante, los presuntos pocos inciados. No puede haber cristianos de primera y segunda división - solo hay un color el de los hijos de Dios - todos por el Bautismo estamos llamados a responder y a intimar con Dios totalmente - ser santos de altar - es la voluntad y querer de Dios, vocación universal a la santidad cada uno en su sitio, precisamente en medio del mundo y en la calle, de cada hombre y cada mujer espera el Señor una relación intima y amorosa, filial y vivida no menos exigente que la de los enamorados de Dios en los conventos, en el desierto o en el claustro, todos tenemos el mismo puchero, los mismos medios y el mismo objetivo, aúque parezca mal-sonante estas tres virtudes puntuales y nucleares: pobreza, castidad y obediencia han de ser vividas por amor a Dios y con el mismo cuidado y amor tanto en los claustros como los que están fuera del claustro. Así sin excepción dice el Señor a todos :
“ Sed santos y perfectos como vuestro Padre...” El Concilio Vaticano II que es la última bandera alzada en el siglo XX en todos los documentos habla y enseña la llamada universal a la santidad. Sintoniza y hace eco al mensaje y la doctrina de San Josemaría que desde el 2 de Octubre de 1928 enseña en todos los continentes que la plenitud de vida cristiana habrá de alcanzarla todo fiel corriente en el lugar y situación que tenga en la sociedad terrena haciendo de su trabajo y de su vida ordinaria – a imitación de la vida oculta de Cristo – ocasión de santidad y de servicio a Dios y a sus hermanos...Es obvio que la sensatez hoy nos avisa: El siglo XXI padece crisis de santos y su enfermedad no se cura sin la santidad.

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