viernes, 27 de mayo de 2011

ÉXODO


El vocablo griego “Éxodo” es salida, partida, paso, marcha, liberación, Pascua.
Es el capitular del segundo libro de la biblia que cuenta las peripecias de salida, marcha o expulsión de pueblo de Israel desde Egipto. No tiene sentido hablar de esta salida sino existiera una Pascua ó Éxodo eterno, definitivo, verdadero, universal de único libertador y salvador de la humanidad: Cristo.
Al hombre no le hace feliz ni le basta cualquiera liberación o felicidad efímera, pasajera y antigua, necesita un Éxodo que no tenga final. Toda la vida está hecha de salidas y entradas, comenzar y recomenzar, dejar atrás e ir adelante, eso es el tiempo. La eternidad ya no tiene Éxodos.
Todos los éxodos, salidas o liberaciones son como si a un ciego le concediéramos vista para un solo día o la libertad para un preso por unas horas.
Sólo la Pascua, el paso o liberación realizada por el verdadero Cordero Pascual es total, plena y eterna en “cualitas et cuantitas” en calidad y cantidad.
El gran Éxodo o Liberación de Israel de los antiguos tiempos de la esclavitud y tiranía de Egipto con el caudillo y libertador Moisés no es más que un símbolo, figura o anticipo de la Pascua de Cristo.
José había muerto y los hijos de Israel se acrecentaron y se multiplican hasta llenar todo Egipto llegando a ser un peligro par el país. Los sometieron a trabajos duros con los barros y ladrillos – el hombre y la tierra- y todo niño que naciera hebreo sería arrojado al río Nilo. reservaban a las hembras.
Del Nilo salvó Dios a Moisés – salvado de las aguas – elegido para atender la aflicción del pueblo. Cumpliendo su promesa Dios interviene de nuevo en la historia para salvar a su pueblo.
Se le aparece a Moisés en la zarza ardiendo. Yo soly el que soy, el Dios de tus padres, de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de José.
Las plagas para doblegar al faraón y la última terrible y definitiva. El angel exterminador pasará para matar a todo primogénito de Egipto, salvando a los hijos de los hebreos en la primera noche de Pascua o tránsito que tenían la puerta o dintel bañada o rociada con la sangre del cordero.
Doblegado el faraón da éxodo al pueblo hebreo que atraviesa el mar Rojo a pie enjuto – el dedo de Dios – y se adentran en el desierto por la “vía longa” hacia el sur y no por la “via recta o via maris” que siguieron para la bajada a Egipto.
Dios les atiende con el “maná o pan del cielo” y con agua de las rocas defendiéndolos contra todos los enemigos hasta llegar al monte Sinaí y defendiéndolos contra todos los enemigos hasta llegar al monte Sinaí donde Dios promulga su voluntad y su querer para ellos y para toda la humnidad grabada en piedras en medio de truenos y fuego y en la conciencia y corazón de cada hombre: el Decálogo, La Decanomia o los diez Mandamientos.

D. Manuel Latorre de Lafuente

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