jueves, 26 de mayo de 2011

HISTORIA DE LA SALVACIÓN

  No es una historia cualquiera y es tan antigua y vieja como el hombre.
Ninguna historia salva o pierde al hombre. Pero todos los hombres de todos los tiempos y lugares si quieren salvarse han de meterse, enterarse y vivir dentro de la única Historia de la salvación. Todas las demás historias relatan, recuerdan, analizan y cuentan acontecimientos, épocas, anales y cronologías pero no salvan al hombre.

La Historia de la salvación es el tema central de la Biblia. Toda la Biblia es útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar, para que el hombre sea perfecto y santo, para poder obrar el bien, en definitiva, para salvar. No hay otro camino, ni medicina ni terapia que le pueda salvar y le ayude a todo el bien de que es capaz.
La biblia enseña toda la verdad sin posibilidad de error, es la enseñanza, el libro o el escrito con más seguridad y certeza y eficacia por ser Dios el autor.
Se llama “Kanon” de la biblia al catálogo, elenco o lista de los 73 libros que contiene. El eje principal de la Biblia se llama “testamento” pacto, contrato, alianza de Dios y los hombres. Bendiciones o maldiciones según el cumplimiento o incumplimiento.
Existe unidad en la única Palabra de Dios desde el Antiguo Testamento que prepara el Nuevo y este que da cumplimiento al Antiguo.
Nos habla de la existencia de Dios, único y el mismo, que realiza intervenciones a través de los acontecimientos de la historia y al hilo de la vida, con la Palabra, la Ley y la Profecía.
La dimensión comunitaria del pacto de Dios con su pueblo es también un filón central en la Biblia pero sin que quede disuelto cada hombre y cada individuo con su propia responsabilidad y exigencias. Cuando Dios llama a Abrahan, Moisés, Samuel o David son como personalidades colectivas o corporativas como mediadores o representantes del Pueblo de Israel. El destino y la suerte de cada hombre o individuo va unida siempre a la comunidad o Pueblo, es solidaria para el bien o para el mal.
Jesucristo es el centro de la biblia. Antes de y después de Jesucristo.
Antes es anticipación y promesa, es Palabra de Dios y sobre Dios, es profecía, después es la última intervención de Dios, la Palabra hecha carne con la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, contenido y “kerigma” central del Nuevo Testamento.
San Jerónimo nos advierte que “Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo”.
D. Manuel Latorre de Lafuente


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