jueves, 26 de mayo de 2011

PADRES DE LA IGLESIA

Los Padres de la Iglesia constituyen una autoridad histórica en la Tradición de la Iglesia como garante depósito y transmisión de la doctrina tradicional cristiana.

Ellos sin ponerse de acuerdo por la imposibilidad de tiempo y lugar pero movidos por Dios-Único  Espíritu Santo- enseñaron, trataron, vivieron, estudiaron, defendieron y transmitieron fielmente la fe, contra los adversarios, en los Concilios, en la predicación, en la catequesis, en la literatura, crearon terminologías y definiciones, expresiones en la declaración de los dogmas, sistematizaron e interpretaron la doctrina de la Sagrada Escritura y de la Tradición.
Su enseñanza y doctrina es de la máxima autoridad y recogían el sensus fidei, el sentir y el testimonio de todos los cristianos y en todas partes así expresamente lo decían: semper, ubique et in omnibus... (Siempre, por todas partes y por todos...)
Por supuesto que ningún Padre de la Iglesia es infalible a no ser que haya sido Papa.
Cuando existe un “consentimiento unánime” de los Padres en materia de fe y de costumbres, su doctrina es la misma doctrina de la Iglesia y por lo tanto de máxima autoridad y de credibilidad.
Como sabemos la Iglesia protestante por su concepción distinta de la Iglesia, de la Tradición y de la Sagrada Escritura, niega la Tradición y se queda sólo con la fuente de la Sagrada Escritura como único principio y fundamento: sola Escritura ... et sola Fides...
Los Padres de la Iglesia son un anillo y eslabón privilegiado en la transmisión de la doctrina que a pesar de la rotura protestante en el siglo SVI sigue integra hasta nosotros.
Naturalmente la lengua usada por los Padres en plena cultura y literatura GRECO-ROMANA era el griego “Koiné” común, fácil y más usado y el latín. San Jerónimo hizo la primera traducción de la Biblia a un latín, fácil, común y vulgar y de ahí el nombre de “Biblia Vulgata”.
Se considera la edad Patrística desde el principio, tiempo apostólico y postapostólico, tiempos de la persecución (siglo II hasta el IV), tiempos de paz de Constantino en el 313, tiempo del primer Concilio de Nicea en el 325, la edad de oro desde Nicea hasta la muerte de San Agustín en el 431, apologética y polémicas literarias contra los herejes y los emperadores, caída del imperio romano, la llegada de los pueblos del norte, final de la edad antigua, y hasta el medievo temprano en el siglo VIII.
Cierran la edad o época Patrística por occidente San Isidoro de Sevilla en el año 631 y por oriente San Juan Damasceno en el año 750.
D. Manuel Latorre de Lafuente

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