El conocido y familiar vocablo “Pentateuco” significa una conjunto o caja de los “cinco primeros libros de la Biblia ”. Es un término griego derivado de “pente”, que significa “cinco”, y de “Teujos”, que significa caja o estuche.
El nombre de los libros que forman el Pentateuco viene dado por el contenido propio de cada uno. El Pentateuco está constituido por el Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
Dios, autor principal del Pentateuco, nos habla en el Génesis del origen del Cosmos y de la humanidad.
El Éxodo o salida del pueblo de Dios de Egipto nos enseña que todos los hombres tienen que hacer la travesía del desierto para entrar en la tierra de premio, leche y miel. La historia de la salvación gira en torno a tres éxodos: Egipto, Babilonia y Cristo-Jesús.
El Levítico y los Números recogen importantes ordenamientos, relatos, relaciones, códigos e instrucciones que mantienen, regulan y dirigen al pueblo hasta el monte Sinaí.
El Deuteronomio significa otra ley o “Torá”, vocablo griego derivado de “deuteros”, que significa “otro”, y de “nomos”, que significa ley, norma, precepto. Recoge la promulgación del código de leyes y discursos de Moisés, su despedida y su muerte.
Estos códigos y leyes regían la vida interna de los judíos y también las relaciones externas con otros reyes y comunidades.
Nos enseña que el hombre ya desde el principio no puede andar por libre y sin ley.
Estas leyes regulaban y organizaban las relaciones del pueblo con Dios mediante normas morales, cultuales, el código de la Alianza , promesas o pactos, legislación levítica o sacerdotal, leyes de santidad.
Dios ha demostrado su fidelidad con toda clase de bienes y bendiciones con los que cumplen sus preceptos y guardan su Alianza: Adán, Noé, Abrahám y Moisés, y también nos habla el Pentateuco de las maldiciones, desgracias, castigos y cosas terribles con los que no cumplen los planes de Dios.
El autor secundario o material del Pentateuco fue Moisés y, aunque algunos defienden que hay otros autores y fuentes diversas, Jesús mismo, en el evangelio, afirma la autoría de Moisés (cfr. Jn 7, 19 . 23)
Desde el principio, el Pentateuco nos anima a confiar en un Dios familiar, cercano y amigo, omnipotente, que no cambia caprichosamente, es un Dios fiel que exige fidelidad, y que hoy, como ayer y mañana, hará las mismas maravillas con su pueblo, si éste mantiene su fidelidad y confianza.
Manuel Latorre de la Fuente
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