Como presumen los hombres cultos de saber el origen de la tierra de las personas importantes de la historia.
Todos los pueblos son importantes porque los construyen los hombres, allí nacen, viven y mueren. Muchos hombres hacen famosos y conocidos a su pueblo por su vida y su obra.
Cuán importante y vital es conocer y saber donde nació Dios. Entre todos los continentes eligió Asia, una larga y estrecha franja de tierra entre el extremo oriental del Mediterráneo, el creciente fértil, tierra entre el mar y los grandes desiertos de Siria y Arabia, región pequeña, punto de encuentro entre los tres continentes Asia, Europa y África, un arco de media luna cuyos extremos coinciden con el río Nilo y los ríos Tigris y el Eufrates que limitan los desiertos de Siria y Arabia, bañada por los ríos menores el Orontes en Siria, el Litani y el Jordán. Entre Siria al Norte y Palestina al sur hay un corredor de 100 kilómetros de ancho entre el mar Mediterráneo y los desiertos, comunicaba los núcleos de población de Mesopotamia y Egipto, entre los valles del Tigris y el Eufrates y el Delta del Nilo y en Mesopotamia.
Esta tierra y plataforma de los planes de Dios se comunicaba hacia el exterior con la India a través de Irán, con Europa a través de Chipre, Creta Jonia, Islas griegas y Grecia continental.
Rica y fértil tierra, foco y cuna de las primeras civilizaciones y culturas y razas y pueblos, imperios y reinos que se sucedieron y combatieron entre sí.
La parte sur de esta franja costera a lo largo de la historia se convirtió en un importante paso de civilizaciones, nómadas, comerciantes y guerreros y ha recibido distintos nombres: país de Canaán por los antiguos moradores; tierra prometida o meta de las promesas de Dios; Palestina debido a los pueblos ocupantes los filisteos o “pelistín”; Israel, el nombre más común del pueblo de Dios.
El río Jordán recorre esta región desde el Líbano, al norte, forma el lago Tiberíades o de Tiberio y desemboca en el mar Muerto.
Con casi 300 kilómetros de recorrido es el río más conocido del mundo y de suma importancia en la historia del cristianismo y en la historia del mundo porque en la tierra que baña nació Dios -Betheleén- y en sus aguas fue bautizado por Juan el Bautista.
Difícilmente cualquier otra sabiduría, conocimiento o ciencia le hará tanto bien al hombre como conocer y descubrir las raíces y orígenes de Dios y al mismo tiempo su grandeza y categoría.
Esta es la única ciencia e historia que salva.
D. Manuel Latorre de Lafuente
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