domingo, 15 de diciembre de 2019

DECANOMIA - 103. : PORNOCRACIA




                                         Teño saudade  de ti




PORNOCRACIA


Esta palabra griega “Pornocracia” quiere decir dominio, imperio, explotación, poder —kratos— de la porno, lascivia,lujuria, instinto sexual, placer, abusando y trastornando las potencialidades y grandezas
que posee el hombre y la mujer en orden a la procreación.

Bajo la excusa de la liberación del sexo, comercia, manipula y trivializa la sexualidad humana. La pronocracia es la negación total del amor verdadero. En el nombre del amor vende una mercancia adulterada y desvergonzada. Explota y negocia un erotismo malsano y
morboso. Manipula y teledirige a la juventud haciendo de la sexualidad del auténtico amor y consigue una sociedad vacia, frívola, aburrida, frustrada; provoca e inventa cada día nuevos estímulos sexuales sin escrúpulos ni moralidades tan solo existe una norma: mientras el “body” resista y la piel no reviente; es tal la euforia y el frenetismo pornocrático que en algunas naciones ya se comete una violación por minuto y han lanzado una flota de prostitución con miles y miles de jóvenes —apurando
cada vez más la minoría de edad con niñas de 7 años para abajo—.


Nada de liberación del sexo —como predican con su política
pornográfica— sino todo lo contrario: obsesión, dependencia, manía
y sicopatía sexual.

El maníaco y obsesivo sexual ya no vive más que para el sexo. Nunca  fué ni será en el hombre y la mujer lo más importante el “sexo” ni lo  animalesco” ni lo “sensitivo” sino el amor espiritual y limpio.

 La auténtica felicidad del hombre no puede ser la alegría de animal  sano o fisiológica sino lo que realmente es el hombre —ser racional  e hijo de Dios.

La pornocracia como ayuda veterinaria no está mal, pero al hombre le degrada y pervierte. La pornocracia pretende convertir al hombre y la mujer en objetos y cosas de placer, pero los objetos no se aman, se utilizan, luego estorban y se tiran o se arrinconan.
Los juguetes suelen durar poco. El hombre y la mujer no son bestias nunca pueden regirse por instintos brutales y zoológicos y al contrario agradecen toda oferta y ayuda en orden a la limpieza, lo sublime, la virtud, la dignidad, el pudor, el respeto, la pureza y la veneración exigida por su condición de ser humano.

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