Sarabande de la partita nº 1 de Bach
HOMBRE VIEJO Y HOMBRE JOVEN
Los jóvenes tienen mucho de futuro y poco de pretérito, tienen lógicamente poco de recuerdo, de memoria y todo de esperanza; el hombre viejo es varón de memorias, mientras el joven es varón de
esperanzas.
Aquel ha vivido ya toda la etapa ascendente de la vida, sus esperanzas
se han realizado en parte o han sido ya definitivamente abandonadas. Su
vida se encuentra “fijada y cerrada” integramente dirigida al recuerdo, a
la memoria, a lo nemónico. De ahí el profundo acierto sicológico de la
frase: “Voy a morir. Ya mi vida se vueve enteramente recuerdo”.
Por el contrario, el hombre joven tiene un pasado muy breve y unporvenir muy dilatado; carece de historia, su patrimonio real es exiguo, le falta lo que comunmente se llama “experiencia” de la vida. Pero, en cambio, es rico en ilusiones y en esperanzas. El porvenir, no el pasado
es lo que cuenta para él. Está “abierto”.
Pero tampoco todo es esperanza y expectación y futuro, sino que va
realizando al mismo tiempo la cara, el depósito, el baúl de sus “recuerdos”
que le van haciendo viejo.
En el esquema de la vida natural no hay futuro sin pasado y sin presente
y para que lo nuevo nazca tiene que ir muriendo lo viejo; con el
predominio de una empequeñece la otra. Cuando la vida es “enteramente
recuerdo” poco lugar queda para la esperanza.
La esperanza es el lenguaje de la juventud.
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