domingo, 8 de diciembre de 2019

DECANOMIA - 55 : RESURRECCIÓN 2



                               Coral   de  Bach  - nº  286



RESURRECCION II


Los humanos no estamos muy acostumbrados ni a esta palabra ni
a esta realidad —Resurrección—

Estamos mas familiarizados con la muerte, el fenecer, el acabóse, la
finitud. Sin embargo para bien o para mal existe y está ahí esta realidad
que siempre es objetivamente buena y positiva. Digo para bien o para
mal sujetivamente según se crea y acepte esta realidad o no.

Siempre es mejor y más atractivo que la vida termine en resurrección
que en la muerte.

Es mejor que la última palabra de la historia la tenga la vida y la
resurrección y no la muerte.

Nos recuerda un adagio alemán: “Ende gut, Alles gut …” Si el
asunto, la cosa, el negocio, la vida termina bien, todo está bien. Para
que la vida termine bien no puede acabar con la muerte sino con vida
y resurrección.

Resurrección etimologicamente quiere decir “volver a la vida, revivir”,
esto para los hombres es imposible pero no para Dios. La resurrección
está y hace mucho bien, da esperanza a la humanidad, hace temblar a la
naturaleza y al infierno y alegra el cielo.

El autor y el único que es capaz de hacer y dominar la resurrección
es Cristo —en contra de todos los demás fundadores de religiones—.
El se proclamó Salvador del mundo y el centro de todos los corazones,
apelando a sus milagros y a su propia resurrección como garantía de
sus palabras y de su doctrina.

 

Todos los años en la Vigilia Pascual, al acabar la Semana Santa se
celebra y conmemora el acontecimiento y el día de la Resurrección de
Cristo en la Pascua y luego durante todo el año todos los domingos o
dias del Señor se celebra sin parar el gran día de la Resurrección. No
hay cosa que mas se festeje en el planeta logicamente que el triunfo de
la vida sobre la muerte con la resurrección.

Las grandes y solemnes obras musicales los “Aleluyas” fueron
compuestas por los sensibles maestros para recordar este gran día.

Al acabar la Semana Santa la liturgia de la Vigilia Pascual rompe con
el canto del “Aleluya” tres veces repetido y cantado. Así mismo lo sienten
el sonido y el repique de las campanas y los acordes del órgano que se
asocian al festejo de las luces y las flores que adornan el sábado santo
todos los altares del mundo.

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