Aleluia de Hándel ( Eine Seite)
PROGRESO O RETROCESO....?
En este momento actual tan paradójico en el que se presume de
tantos descubrimientos, logros, cotas cimas y conquistas la humanidad
se encuentra inquieta, apresada y axfisiada.
El dolor, la enfermedad, la muerte, el hambre, las guerras, el paro, la emigración ahí están.
La humanidad sigue con sus merecidas conquistas fuego, pólvora, radioactividad, farmacopeas, conquistas espaciales, armas atómicas, etc.
Después de tantos siglos de progreso la humanidad se encuentra titubeante, inquieta, insegura, con miedo. Realmente este cuadro sintomático del hombre del siglo XX tan acuciante y dramático se podrá llamar “progreso o retroceso”?
Con toda seguridad que al hombre le está faltando algo definitivo e importante en medio de sus antagonismos, luchas, desequilibrios, egoismos y atropellos. La humanidad anda inquieta por algo en medio de la desconfianza, del rencor, del odio, a pesar de los cantos a la fraternidad entre los hombres y los pueblos.
Al hombre no le aquieta la sola libertad precaria que le ofrece el
“progreso”.
El Santo y el Sabio del siglo IV San Agustín de Hipona —Africa
Norte— a esta situación responde clara y lapidariamente: “El hombre
es una pregunta y Dios la respuesta única y exacta”.
En sus Confesiones 1,1 nos deja esta generosa aportación: “Señor
nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa
en Tí”.
El hombre tiene derecho a interrogar y va ha recibir múltiples y
variadas respuestas, pero absolutamente todas al margen de Dios a la
larga y ya a la corta les serán erróneas parciales, insuficientes, infructuosas
e insatisfactorias.